Nunca en el sector legal ha sido tan estratégica la fijación de precios como ahora. Las firmas de abogados de los negocios han evolucionado mucho. Hay un gran abanico de bufetes de gran calidad y en determinados segmentos el cliente encuentra muchas veces la oferta técnica indiferenciada, con lo que, sumado a la guerra de precios por la crisis, ha convertido al precio en un criterio clave de selección. Es una de las principales conclusiones de una mesa redonda de la Facultad de Derecho de Esade y la Fundación Wolters Kluwer que reunió a algunos expertos del sector.
El socio y codirector de la oficina de Barcelona de Deloitte Abogados, Javier Menor, afirmó que «la crisis ha hecho que se pierda el «monopolio» entre una determinada empresa y un bufete fijo, e influye más el precio, además de influir otros factores».
La consultora y profesora de estrategia y márketing jurídico de Esade, Eugenia Navarro, aseguró que «el precio para un comprador es un valor objetivo» y, en estos momentos, «es muy difícil que se contrate a un despacho sin superar un concurso con otros tres bufetes».
Alineamiento José Luis Rivas, director de Software Legal de Wolters Kluwer España, señaló que «los clientes están obligando a las firmas a bajar los precios, tener mayor alineamiento con sus expectativas y mayor predictibilidad del resultado, con lo que adquiere más importancia el legal project management. Hay que acomodarse al nuevo rol del abogado, que pasa de sólo técnico jurídico a ser también un gestor de un equipo legal».
Navarro apuntó que el mercado debe estar mucho más orientado a la optimización de costes y a los procesos. «Sólo los despachos que optimicen su gestión saldrán reforzados de la crisis», aseguró. La profesora de Esade también añadió que se están viendo en la abogacía de negocios «propuestas de cuota litis, por culpa de un entorno muy competitivo y precios de entrada: trabajar gratis en un caso para tratar de ganar ese cliente de cara al futuro». Sin embargo, para Navarro, «demasiados precios de entrada pueden perjudicar el sector».
Pablo Díez, director de regulación de Colt para Iberia, alertó de «que todo se derive a una cuestión de precios es muy peligroso. Pierde la relación entre el bufete y la empresa». Díez cree que «el cliente que sólo vea esto como una guerra de precios no debe merecer la atención de un despacho».
Menor cree que los bufetes de abogados deben gestionarse como empresas, y aunque cueste hablar de dinero, «no es tan importante el precio sino cobrar. La propuesta de precio debe ir ligada a la propuesta de cobro».
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