El amianto o asbesto es un mineral en forma de fibra que dada su gran resistencia térmica y las propiedades ignífugas que posee ha sido utilizado en una muy amplia variedad de productos de uso industrial como también, en menor medida, en el uso doméstico.
Así es como además de ser la base para la producción de fibrocemento para techos y tanques de agua por ejemplo, ha sido también muy utilizado en fábricas que trabajan con altas temperaturas como aislante en forma de placa, soga o directamente polvo. Ha sido usado para proteger y aislar el calor de piezas de vehículos, aviones, trenes y barcos, de calderas y hornos industriales, de tuberías y cables, de suelos, de sistemas de calefacción y aire acondicionado, de sistemas de aislamiento acústico, etc. Es decir el amianto está omnipresente en la vida laboral.
Algunas personas tienen más posibilidades de sufrir enfermedades derivadas de la exposición al amianto; así por ejemplo los operarios de fábricas, los del fibrocemento, los constructores de barcos y quienes en ellos trabajan, como así también los trabajadores de la construcción, estadísticamente han resultado ser más susceptibles a estas enfermedades dada la exposición a este material y la naturaleza de su trabajo.
Miles de personas en el mundo han desarrollado enfermedades por haber sido expuestos al amianto y lamentablemente muchas mueren por esta causa. Y lo más triste es que las empresas conocían o debían conocer la peligrosidad del amianto y podrían haber tomado medidas de prevención.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que en el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto en el lugar de trabajo y que un tercio de las muertes por cáncer de origen laboral son causadas por el amianto. Según sus cálculos más recientes, la exposición laboral causa más de 107.000 muertes anuales por cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, lesiones de pleura, mesotelioma y asbestosis.
Esta última enfermedad, la asbestosis, es una inflamación crónica del pulmón que se produce como consecuencia de haber inhalado fibras de amianto durante un largo periodo. El primer síntoma de la asbestosis es una limitación e insuficiencia en la respiración que se acompaña de disnea, agitación o fatiga. Esta dificultad respiratoria empeora con el tiempo limitando enormemente la capacidad de movimiento y de vida de los afectados, los que tienen un riesgo elevado de sufrir mesotelioma y otros cánceres.
Se debe tener en cuenta que pese a la enorme incidencia que el asbesto-amianto tiene en la salud de los ciudadanos y en especial de los trabajadores, en nuestro país existe un gran desconocimiento del tema lo que ha hecho que no se tomen las medidas necesarias. Una de la causas de este desconocimiento es que las afecciones originadas en la exposición al amianto recién se manifiestan entre los 20 y 40 años posteriores a dicha exposición, lo que hace que muchas veces no se relacione la dolencia con el origen.
Por tal motivo se recomienda que cualquier persona que ha estado expuesto al amianto y tiene algún síntoma de desorden respiratorio o sufre de cáncer, no dude en consultar a su médico o acercarse a organizaciones especializadas en este asunto.
Dr. Mariano Acevedo, presidente de la Asociación Argentina de Expuestos al Amianto (ASAREA) www.asarea.org.ar
http://www.genteba.com.ar/index.php/salud/item/67934-informarse-para-cuidarse-el-amianto-un-elemento-peligroso-presente-en-la-vida-diaria