Reconocer que la enfermedad que ha sufrido un trabajador es consecuencia de su actividad profesional puede suponer importantes ventajas en las prestaciones de la Seguridad Social y en las pensiones. Es una larga batalla que vienen manteniendo los sindicatos. La mayoría de las personas mayores piensa que tras los 65 años, es decir una vez jubilados, no procede reclamación de mejora alguna de su pensión, fruto del reconocimiento de una enfermedad profesional. Sin embargo, los sindicatos llevan tiempo consiguiendo numerosas mejoras en la cuantía de las pensiones de muchas de estas personas. Así lo asegura Jesús Uzkudun, quien en su día fue responsable de salud laboral de Comisiones Obreras y ahora es portavoz de la Asociación Vasca de Trabajadores Afectados por el Amianto.
A diferencia del accidente de trabajo, las enfermedades profesionales no se producen instantáneamente. Algunas, como el cáncer, la silicosis o la asbestosis aparecen décadas más tarde de la exposición laboral, favoreciendo así su invisibilidad. Mientras en Alemania el 14% de los cánceres se reconocen como enfermedad profesional, en España apenas ronda el 0,5% con la misma legislación.
Mientras desarrollamos nuestra actividad laboral, en demasiadas ocasiones no somos conscientes de las consecuencias del ruido, de los excesos en el movimiento de cargas, sobreesfuerzos, de las sustancias tóxicas. Cuando llega la jubilación o vejez tomamos conciencia de las limitaciones que nos han quedado, como la pérdida auditiva, el dolor de brazos o espalda, y preocupados observamos a los compañeros de trabajo que fallecen por cáncer de pleura, pulmón o vejiga, como si de un fatalismo se tratase, ignorando causas y derechos que nos pertenecen, recalca Uzkudun.
En este esfuerzo porque las instituciones acepten que algunas enfermedades son motivadas por el trabajo desarrollado, UGT Euskadi ha conseguido el reconocimiento de enfermedad profesional para un trabajador de 61 años, afectado por amianto, y al que la Seguridad Social había iniciado trámite de incapacidad permanente como contingencia común. Tras presentar alegaciones y el informe favorable del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral-Osalan, la Seguridad Social ha reconocido al trabajador la incapacidad permanente total por enfermedad profesional.
En agosto de 2014, diagnosticaron a este trabajador un adenocarcinoma, por el que tenía una baja por enfermedad común. Con el informe de Osalan, se concluye que la enfermedad estaba producida por las fibras de amianto y, en consecuencia, se trata de una enfermedad profesional.
UGT ha iniciado los trámites ante la Seguridad Social para reclamar el recargo de prestaciones, que puede suponer para el trabajador un incremento de entre un 30 y un 50% de las prestaciones. En un informe reciente del sindicato sobre el primer semestre del año, se afirma que el 20% de las enfermedades provocadas por el trabajo siguen sin estar reconocidas en el cuadro de enfermedades profesionales. Euskadi junto a Cataluña y la Comunidad Valenciana son las comunidades autónomas que declaran más enfermedades profesionales.
Uzkudun lamenta que cuando los profesionales sanitarios preguntan al enfermo lo hacen exclusivamente por sus hábitos de vida y consumo e ignoran la vida laboral. ¿Fumas? ¿Bebes? ¿Haces ejercicio?, esas son las preguntas que trasladan al paciente. ¿Por qué no se incluye también ¿en qué tipo de ambiente se ha desarrollado la actividad laboral? ¿Era un ambiente con exposición a ruido, a polvo, a amianto?.
Por otro lado, el reconocimiento de las enfermedades profesionales mejora la gestión económica de Osakidetza, al verse obligadas las mutuas a correr con dichos gastos sanitarios, destaca. Sin olvidar que su reconocimiento beneficia las prestaciones económicas del enfermo y su familia y pone al descubierto los déficits preventivos de las empresas.
Fuente: www.eldiario.es
http://www.eldiario.es/norte/euskadi/batalla-reconocer-enfermedad-profesional_0_434307289.html