Pese a estar catalogado como uno de los peores villanos del mundo nunca se me había ocurrido escribir en este espacio sobre el asbesto o amianto porque pensé que después de los escándalos que protagonizó este material en la década de los 90 que llevaron a muchos países a prohibir su uso era un poco anticuado escribir sobre algo que ya era más pieza de museo que algo de uso cotidiano.
Lamentablemente me equivoqué y aquí estoy escribiendo sobre el asbesto después de haberme topado en más de tres ocasiones con este material en mi andar de todos los días, así que aquí va la historia, telenovela o culebrón de cómo un grupo de minerales se convirtieron en un enemigo público.
El 95% de la corteza terrestre está formada por silicatos, son los minerales que forman las rocas y están compuestos básicamente por silicio y oxígeno. Los silicatos pueden tomar formas exquisitas como el zircón el cual se usa para sustituir con poco dinero a los costosos diamantes, o bien pueden tomar formas peligrosas como el asbesto.
A primera vista el asbesto es un mineral que reúne maravillosas características: es flexible, resiste altas temperaturas y es resistente. Sin duda, es idóneo para un sinfín de aplicaciones sobretodo en el área de la construcción.
Los múltiples usos de este mineral no surgieron gracias a complicadas y modernas investigaciones científicas; existe información para creer que es tan antiguo como las civilizaciones pues en Grecia, Egipto y China ya lo usaban inicialmente para la mecha de lámparas de aceite e incluso para mantener perpetuamente encendida la antorcha olímpica.
En el antiguo Imperio Romano, se le dio el nombre de amiantus (de ahí lo de amianto) que significa inmaculado, ya que cuando las telas manufacturadas con ésta fibra se sometían al fuego, las manchas superficiales desaparecían, quedando las telas extremadamente limpias. Cuenta la leyenda que Carlo Magno tenía un mantel de amianto en el que hacía trucos de fuego para sus comensales y luego lo limpiaba dejándolo inmaculado con tan sólo pasarlo por la hoguera ante las atónitas miradas de los presentes.
Magos, alquimistas, constructores de todos los tiempos se maravillaban ante el mineral: ardía pero no se consumía, se obtenían fibras de lo que parecería una roca y estas se entrelazaban dando como resultado resistencia y limpieza. Dicen que Benjamín Franklin diseñó una especie de portafolio de fibra de asbesto donde guardaba sus documentos más preciados, estos garantizaba que estuvieran a salvo del fuego.
La civilización avanzó y se dieron cuenta que el asbesto era idóneo para construir barcos, aviones, coches, casas. Cada día se registraban más aplicaciones, pero también cada día se registraban más casos extraños relacionados con el asbesto.
Los Romanos lo consideraron inmaculado pero también relataron en el siglo I que los trabajadores que tejían ropa de este material padecían una extraña enfermedad de los pulmones. En 1906 en Londres se describió el primer caso conocido de «fibrosis pulmonar por asbesto» en una trabajadora de 33 años de una fábrica textil. En los años 30 comienzan las investigaciones para establecer una relación entre este material y el cáncer de pulmón.
No sabemos a ciencia cierta todos los agentes que puedan desencadenar un cáncer en determinada persona pero sí hay certeza de que algunos agentes son promotores de esta enfermedad y ese es el caso del amianto. Hoy está probado que la exposición al asbesto produce: asbestosis, cáncer del pulmón y mesotelioma (tumor maligno).
La reacción de los gobiernos no se hizo esperar, primero el Banco Mundial declaró que a partir de 1991 no financiaba más proyectos que tuvieran que ver con el amianto y hoy su uso está prohibido en 50 países entre los que se encuentran: Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Austria, Bélgica, Chile, Dinamarca, Emiratos Árabes, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Polonia, Portugal, República Checa, Suecia, Suiza y Uruguay y ha sido restringido severamente en Australia y Brasil.
Países como Canadá, Zimbawe, México y Perú no lo han prohibido ni restringido básicamente porque son los principales exportadores.
El cáncer producido por la exposición al asbesto tarda en dar señales de su existencia muchos años (incluso 10 ó mas) así que si ahora no es evidente el daño que esta industria ha provocado en trabajadores y consumidores con el tiempo esto será una bomba de tiempo para el sistema de salud pública de muchos países.
En países donde está prohibido aún lo podemos encontrar. Yo por ejemplo, me topé con este material en Uruguay, esto sucede porque la prohibición incide en la comercialización, importación y producción pero no considera el retiro del ya instalado en su totalidad así que esta tarea queda pendiente pero como ciudadanos, este prohibido o no en nuestro país, podemos sacarlo de nuestras vidas.
Para ayudarlos en esta labor de expulsión a continuación incluyo una lista de dónde pueden encontrar un riesgo inminente de exposición al amianto:
En lugares donde se ha retirado asbesto por demolición.
Tuberías que conducen agua y fueron fabricadas de firbocemento.
Techos de lámina de asbesto (acanalados).
Estufas o chimeneas de asbesto.
Ropa, cajas o cualquier otro objeto antiflama.
Pisos o baldosas.
Tanques de agua.
Es importante mencionar que si pisos, techos, tanques están en buenas condiciones el riesgo es casi nulo pero en cuanto comienzan a envejecer y a solar fibras ahí comienza la exposición riesgosa. La solución es retirarlos pero no por cuenta propia, hay que llamar a una empresa especializada que con todo el equipo de protección y aislamiento de la vivienda proceda al retiro seguro.
Los trabajadores de la industria del asbesto deben pensar en cambiar de empleo y si esto no es posible es importante que dejen de fumar, se vacunen de gripe y eliminen otros riesgos que puedan aumentar el de la exposición al asbesto.
Y si ni tienes ni trabajas con asbesto es tu deber como ciudadano buscar que tu gobierno lo prohíba, lo regule y lo retire de las calles.
http://simpleysustentable.blogspot.com.es/2013/04/en-busca-del-asbesto-amianto.html?showComment=1366888455081