Bellavista, cuando la fábrica de Uralita funcionaba a pleno rendimiento, era prácticamente una escombrera. Luego llegaron los bloques de pisos, los colegios, las personas... La fábrica cerró en 1998. Pero su huella aún permanece como un mal recuerdo.
«Somos los primeros interesados en que se descontaminen los suelos y se retiren los restos de amianto junto al colegio; pero sin correr riesgos». Francisco José Martínez es miembro del Consejo Escolar del colegio José Sebastián y Bandarán, en el que están matriculados 486 niños de Infantil y Primaria, y que se encuentra a unos cien metros del solar de la Diputación que la empresa Befesa, contratada por Sevilla Activa, se disponía a limpiar de amianto hace unos días, hasta que la Policía Local ordenó paralizar las obras.
Los vecinos también exigen garantías de que los trabajos se van a hacer con la máxima seguridad. «Tememos que se pare ahora, que pasen las elecciones y que vuelvan a olvidarse», explica Antonio Parejo, cuya esposa, Loli, fue quien denunció en septiembre de 2012 ante la Diputación la contaminación por el amianto de Uralita de aquel solar. «Desde entonces se han ido produciendo retrasos... Primero que había que hacer un estudio, luego que el pliego de condiciones, después que si adjudicar los trabajos... Y cuando por fin se lo van a llevar de aquí, se paraliza. Como pasen las elecciones y esto siga así, ya veremos cuánto tiempo más va a estar esa tierra junto a nuestras casas».
El amianto, también llamado asbesto, es un tipo de mineral muy utilizado en la industria y en la construcción por sus características de flexibilidad y resistencia. Sin embargo, también se ha demostrado que causa enfermedades respiratorias graves (asbestosis, por ejemplo, que reduce la capacidad pulmonar) y algunos tipos de cáncer de pulmón, como el mesotelioma, de muy alta mortalidad, por lo que su uso está en la actualidad y desde 2005 prohibido en toda la UE.
La obra en el solar del Cortijo de Cuarto cuenta con todos los permisos municipales y autonómicos. La Consejería de Medio Ambiente dio sus parabienes al proyecto presentado por Befesa, empresa contratada por la Diputación, propietaria del terreno, que se estaba haciendo cargo de la retirada del suelo contaminado. Incluso el Seprona ha comprobado que la instalación (el vallado perimetral y los carteles avisando del tipo de trabajo que se va a realizar...) cumple la normativa.
«No pretendemos que se paralice la obra, sino todo lo contrario. Que se limpie definitivamente el suelo. Pero con garantías», insiste Francisco Martínez. La dirección del colegio ha remitido en los últimos días varias cartas a las instituciones implicadas (Educación, la Diputación, el Distrito...) exponiendo la situación y solicitando una solución, que pasaría por que los trabajos se realicen cuando no haya niños en el centro. Por la noche, por ejemplo, o en el periodo vacacional que comenzará en un par de meses.
«Queremos que se haga», insiste en la idea el director del centro, José Manuel Cruz. «Hemos pedido que se aplacen los trabajos hasta julio o agosto, para aprovechar que no habrá niños en el centro; pero si se hace con todas las garantías y no se va a quedar el polvo en suspensión, lo podían haber hecho este fin de semana mismo».
Las garantías. Ésa es la clave. «Los niños están en el colegio unas cuantas horas de lunes a viernes. Pero los vecinos vivimos aquí», relata Loli. «Nos hemos encontrado a unos operarios con monos de protección y mascarillas, y seis camiones dispuestos a llevarse la tierra, y a nosotros nadie nos ha dicho nada. Cuando entren las máquinas, a ver hasta dónde llega el polvo de amianto».
«Esa tierra va para el vertedero de residuos tóxicos de Nerva», explica Martínez, que es profesor de Física y que conoce bien el tema de los residuos contaminantes por haber trabajado como miembro del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Huelva en las balsas de fosfoyesos de la antigua factoría de Fertiberia. «Eso da una idea de la gravedad del tema. Es polvo de amianto compactado por el paso del tiempo, mucho peor que la fibra de amianto. Este producto es fino como el talco. Son partículas pequeñísimas que fácilmente sufre procesos de resuspensión. En cuanto se mueve, se dispersa».
Fuente: www.elmundo.es
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/05/02/5543c265268e3e274f8b456c.html