Estudios epidemiológicos sitúan entre un 4 y 12% los cánceres atribuibles a exposiciones laborales. Proyectada la cifra más cauta —el 4%— al número de cánceres diagnosticados en 2021 en España, Comisiones Obreras estima que alrededor de 10.000 pacientes de esta enfermedad tienen un origen profesional. “Sin embargo, el cáncer laboral sigue oculto en España: el pasado año solo se han comunicado 51 casos”, advierte Óscar Bayona, uno de los autores del informe Análisis de las estadísticas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales en España en 2021, presentado la semana pasada por CC OO. Casi la mitad de los cánceres reconocidos (25) tienen su origen en el amianto; los otros 26 están oficialmente ligados a la exposición de benceno, cadmio, cromo e hidrocarburos, entre otros agentes.
El escaso reconocimiento del cáncer de origen profesional está emparentado a componentes habituales en sectores masculinizados. La industria, básicamente. Sectores feminizados que utilizan a diario productos tóxicos, como la limpieza y la peluquería, forman parte del pozo del olvido de las enfermedades profesionales.
El responsable de Salud Laboral de CC OO, Mariano Sanz, alerta de que más del 90% de las enfermedades profesionales no están declaradas. Y eso conlleva el siguiente problema: “Si no se identifican, tampoco se previenen. Miles de trabajadoras y trabajadores seguirán enfermando”.
El informe es categórico: la clase social, el sexo, la nacionalidad y la precariedad son los principales factores para sufrir accidentes de trabajo. Los peones de la industria manufacturera tienen 235 posibilidades más de sufrir un accidente que el personal de finanzas y matemáticas. “Casi 17.000 accidentes por cada 100.000 trabajadores, es un despropósito”, valora Bayona.
Pero también es contundente en el caso de las enfermedades profesionales: “Tienen rostro de mujer”. La incidencia de los partes comunicados en mujeres es superior a la de los hombres desde 2013, a pesar de que la población activa masculina es superior a la femenina.
El 84% de las enfermedades profesionales comunicadas se deben a trastornos musculoesqueléticos. “Las mutuas reconocen muy pocos casos del resto del grupo de enfermedades, creemos que el motivo es que están asociadas a procesos de recuperación más costosos”, señalan los autores del informe. Un reciente ejemplo de ello es el covid —además del covid persistente—. Mientras que el Ministerio de Sanidad reconoce que cerca 180.000 personas que trabajan en sanidad fueron diagnosticadas entre 2020 y 2021 de covid-19, en esos dos años solo se registraron 26.000 partes como accidentes de trabajo. El reconocimiento de enfermedad profesional está asociado a recibir las prestaciones correspondientes.
Otro “agujero negro” de las enfermedades ocasionadas en el trabajo son las asociadas a la salud mental: “Los daños causados por los riesgos psicosociales no están en el cuadro de enfermedades profesionales y solo se han comunicado 72 partes de accidente de trabajo por trastornos mentales”, advierte el análisis.
Para Mariano Sanz los datos del informe “siguen mostrando debilidades importantes en la salud y seguridad en el trabajo y, por tanto, es necesario impulsar políticas públicas decididas en materia de prevención de riesgos laborales que nos permitan revertir tendencias y avanzar en la mejora de las condiciones de trabajo en todos los ámbitos”.
Por último, mientras hombres y construcción es sinónimo de accidente de trabajo, pero la incidencia de los accidentes in itinere se eleva en las mujeres, debido a los contratados parciales que conllevan más desplazamientos, alerta el informe. Las personas jóvenes se accidentan más, pero son las veteranas las que sufren más accidentes mortales.
Mientras la construcción encabeza la estadística de siniestralidad laboral, y los servicios la cierra, en enfermedades las cifras casi se invierten: en 2021, el sector servicios fue el que más partes por enfermedad comunicó (14.833), seguido por la industria (9.621), la construcción (1.986) y el agrario (901). También se invierte el género, las mujeres superan en 13 puntos la incidencia de enfermedades profesionales (117 casos por 100.000 trabajadoras, frente a 104).
Fuente: www.elsaltodiario.com
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