La asbestosis es una enfermedad pulmonar crónica causada por la inhalación de fibras de asbesto. La exposición prolongada a estas fibras puede causar cicatrización del tejido pulmonar y falta de aire. Los síntomas de la asbestosis pueden ser de leves a graves y generalmente no aparecen hasta muchos años después de la exposición inicial.
El asbesto es un producto mineral natural que es resistente al calor y la corrosión. En el pasado, se usaba ampliamente en productos como materiales de aislamiento, cemento y algunas baldosas para el suelo.
La mayoría de las personas con asbestosis desarrollaron esta afección durante el trabajo antes de que el gobierno federal comenzara a regular el uso de asbesto y productos de asbesto en la década de 1970. En la actualidad, su manipulación está estrictamente regulada. Desarrollar asbestosis es extremadamente poco probable si sigues los procedimientos de seguridad de tu empleador. Solo los profesionales capacitados y acreditados del asbesto deben manipular los productos de asbesto. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas.
Los efectos de la exposición al asbesto a largo plazo no suelen aparecer hasta 10 a 40 años después de la exposición inicial. La gravedad de los síntomas puede variar.
Estos son algunos de los signos y síntomas de la asbestosis:
Falta de aire
Tos seca y persistente
Dolor u opresión del pecho
Sonidos crepitantes y secos en los pulmones al inhalar
Las puntas de los dedos de las manos y de los pies parecen más anchos y redondos de lo normal (dedos en palillo de tambor)
Si tienes antecedentes de exposición al asbesto y sientes una mayor falta de aire, habla con el proveedor de atención médica sobre la posibilidad de tener asbestosis.
Las personas que trabajaron en la minería, la molienda, la fabricación y la instalación o la eliminación de productos de asbesto antes de finales de la década de 1970 son quienes corren el mayor riesgo de contraer asbestosis. Algunos ejemplos incluyen los siguientes:
Mineros de asbesto
Mecánicos de aeronaves y automóviles
Operadores de calderas
Albañiles
Electricistas
Trabajadores ferroviarios
Trabajadores de refinerías y molinos
Trabajadores de astilleros
Trabajadores que retiran el aislamiento de asbesto alrededor de las tuberías de vapor en edificios antiguos
El riesgo de asbestosis suele estar relacionado con la cantidad y la duración de la exposición al asbesto. Cuanto mayor es la exposición, mayor es el riesgo de daño pulmonar.
Es posible que la exposición pasiva afecte a los miembros del hogar de los trabajadores expuestos, ya que las fibras de asbesto pueden llevarse a casa en la ropa. Las personas que viven cerca de las minas también pueden estar expuestas a las fibras de asbesto liberadas en el aire.
La asbestosis puede ser difícil de diagnosticar porque sus signos y síntomas son similares a los de muchos otros tipos de enfermedades respiratorias.
Como parte de la evaluación, el proveedor de atención médica analiza tu historial médico, profesión y riesgo de exposición al asbesto. Durante un examen físico, el proveedor de atención médica utiliza un estetoscopio para escuchar atentamente los pulmones y determinar si producen sonidos crepitantes al inhalar.
Una variedad de pruebas diagnósticas podría ser necesaria para ayudar a precisar el diagnóstico.
Estas pruebas muestran imágenes de tus pulmones:
Radiografía de tórax. La asbestosis avanzada aparece como una blancura excesiva en el tejido pulmonar Si la asbestosis es grave, el tejido de ambos pulmones podría verse afectado y presentar un patrón en panal
Tomografía computarizada. Las tomografías computarizadas combinan una serie de vistas por rayos X que se toman desde muchos ángulos diferentes para producir imágenes transversales de los huesos y tejidos blandos dentro de tu cuerpo Estas exploraciones generalmente proporcionan mayores detalles y pueden ayudar a detectar la asbestosis en sus primeras etapas, incluso antes de que aparezca en una radiografía de tórax
Las pruebas de la función pulmonar determinan si tus pulmones funcionan bien. Estas pruebas miden cuánto aire pueden retener los pulmones y el aire que entra y sale de estos.
Durante la prueba, es posible que te pidan que soples lo más fuerte que puedas en un dispositivo de medición del aire llamado espirómetro. Las pruebas de la función pulmonar más completas pueden medir la cantidad de oxígeno que se transfiere al torrente sanguíneo.
En algunas situaciones, el proveedor de atención médica podría extraer líquido y tejido para realizar pruebas que permitan identificar fibras de asbesto o células anormales. Entre las pruebas se pueden incluir las siguientes:
Broncoscopía. Se introduce a través de la nariz o la boca un tubo delgado (broncoscopio) que desciende por la garganta hacia los pulmones Una luz y una pequeña cámara en el broncoscopio permiten al médico mirar dentro de las vías respiratorias de los pulmones para detectar cualquier anomalía o para obtener una muestra de líquido o de tejido (biopsia) si es necesario
Toracentesis. En este procedimiento, el médico inyecta un anestésico local y luego inserta una aguja a través de la pared torácica entre las costillas y los pulmones para eliminar el exceso de líquido y analizarlo en el laboratorio y para ayudarte a respirar mejor Es posible que el médico inserte la aguja con ayuda de una ecografía como guía
No hay ningún tratamiento para revertir los efectos del asbesto en los alvéolos. El tratamiento se centra en hacer más lenta la progresión de la enfermedad, aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones.
Necesitarás atención de seguimiento de rutina, como radiografías o tomografías computarizadas de tórax y estudios de la función pulmonar, a intervalos regulares según la gravedad de tu afección. El tratamiento temprano de las infecciones respiratorias puede ayudar a prevenir las complicaciones.
Para aliviar la dificultad respiratoria causada por la asbestosis avanzada, es posible que el proveedor de atención médica te recete administración de oxígeno. El oxígeno se suministra por medio de un tubo plástico delgado con puntas que se encajan en las fosas nasales o un tubo delgado conectado a una mascarilla que se usa sobre la nariz y la boca.
Participar en un programa de rehabilitación pulmonar puede ayudar a algunas personas. El programa ofrece componentes educativos y de ejercicios, como técnicas de respiración y relajación, formas de mejorar los hábitos de actividad física y educación para mejorar la salud en general.
Si los síntomas son intensos, quizá seas candidato a un trasplante de pulmón.
Fuente: www.infobae.com
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