El último informe sobre la antigua ciudad sanitaria La Fe de Campanar lanza una advertencia muy clara: los edificios contienen materiales tóxicos peligrosos para la salud.
La Conselleria de Sanidad ha recibido en los últimos días el avance de resultados de un nuevo informe, elaborado por un estudio de ingeniería independiente, sobre el estado de los edificios de La Fe de Campanar. Según indican los primeros resultados de laboratorio contenidos en dicho informe, se confirma la presencia de amianto en todos los bloques del complejo, en elementos como parabastas, bajantes de saneamiento y cubiertas de fibrocemento.
Esta circunstancia terminaría de imposibilitar una hipotética rehabilitación de los edificios, puesto que la retirada del amianto es una operación de alto riesgo, peligrosa y compleja, que lógicamente encarece cualquier intervención. De hecho, Sanidad estima actualmente en unos 70 millones de euros la construcción de un nuevo hospital en el recinto de Campanar, frente a los 180 millones de euros que costaría la rehabilitación del actual.
El nuevo informe se añade así a los tres trabajos previos, de 2005, 2006 y 2011, en los que se constatan los problemas estructurales que arrastra la antigua ciudad sanitaria, tras 46 años en funcionamiento. Casi medio siglo, en el que las necesidades y la organización de los hospitales han evolucionado, y para las que se precisan infraestructuras eficientes. Según los especialistas, la vida útil de un hospital se estima en 50 años.
Desde el primer informe de 2005, elaborado por técnicos de la Administración y corroborado por un estudio independiente de ingeniería, ya se detectaban deficiencias importantes en los edificios, que apuntaban a la construcción de un nuevo centro como única solución para garantizar su seguridad a medio plazo. Problemas estructurales, deficiencias en la ignifugación de la estructura metálica, fugas de agua, desprendimientos de revestimientos exteriores e incluso la existencia de elementos de fibrocemento en cubiertas o forjados señalaban inviable su recuperación. Desde el punto de vista económico los técnicos señalaban como «totalmente ineficiente una reforma en profundidad de los edificios, teniendo en cuenta su coste».
Posteriores informes en 2006 y 2011 llegaban a las mismas conclusiones. El mal estado en que se encontraba la estructura metálica del edificio central del antiguo hospital, con «deterioro por oxidación de los nudos de la estructura metálica, la visible deformación de las viguetas, con síntomas claros de agotamiento, confirma el proceso de aceleración de la ruina del edificio, si bien descartando un colapso repentino del edificio».
Por este motivo y ante el proceso de deterioro irreversible que se estaba produciendo, se estimó imposible técnicamente asumir su mantenimiento más allá de 2011, año en el que se abría el nuevo hospital de Melilla.
Debido a esta conclusión se puso en marcha un protocolo intensivo de control y mantenimiento que permitiera prolongar la vida útil del edificio en condiciones de seguridad, hasta que los trabajos de mantenimiento no fuesen asumibles -periodo previsto entonces en cinco años antes de alcanzar la ruina técnica-, entendiendo que por muy intenso que se hiciera este mantenimiento quedarían zonas sin posibilidad de acceso para su control o reparación con el riesgo potencial que eso supondría.
A un año de alcanzar ese plazo, a finales de 2014 la Generalitat tomo la decisión de dar una solución segura y viable al complejo, con la construcción de un nuevo hospital. La idoneidad de esta decisión se apoya nuevamente en otro estudio técnico, que confirma la presencia de amianto en todo el complejo y hace inviable su recuperación.
Fuente: www.elmundo.es
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/04/21/553606d922601dc5238b456f.html