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Amianto: dinero para los poderosos, muerte para los trabajadores

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La historia milagrosa del amianto, el mineral que engorda los bolsillos de muchos poderosos de Euskadi y del mundo, es ya antigua. Empieza hace más de 3.000 años cuando el hombre ya trabajaba con el amianto. Restos de este material han sido encontrados en una zona arqueológica de Finlandia. En Grecia, Egipto y Persia también lo usaban. Fueron precisamente los griegos los que le dieron el nombre, amiantus: incorruptible o sea inextinguible. Utilizaban el amianto, pero debían conocer sus efectos nocivos para la salud. Aunque el historiador griego Estrabón dejó constancia de las enfermedades pulmonares que sufrían los esclavos que trabajaban con el amianto. Su resistencia al fuego, sus propiedades ignífugas, lo convertían en un material apreciado, que era extraído de las minas y tratado para fabricar ropas o utensilios resistentes al fuego. Estos trabajos los realizaban esclavos que morían o enfermaban a temprana edad, con la consiguiente pérdida para sus dueños que no podían luego venderlos o emplearlos para otras tareas. Al servicio de ellos, Plinio el Viejo ideó una vejiga de animal, utilizada como respirador, precursora de las actuales mascarillas. El amianto no dejó de usarse a lo largo de la Historia, pero fue la Revolución Industrial la que generalizó su uso como aislante de tuberías de vapor, turbinas, calderas, hornos y productos sometidos a altas temperaturas. Su extracción se realizaba de forma generalizada en países como Canadá, Rusia, Australia, o Sudáfrica. Eso sí, los peligros de su utilización fueron silenciados para evitar sembrar la alarma sobre las consecuencias de convivir en presencia del amianto. Pese a lo cual en 1897 se documenta la primera enfermedad relacionada con el amianto y en 1906 el primer caso de muerte por fibrosis pulmonar al realizar la autopsia a un trabajador. Sin embargo, no es hasta 1978 cuando el Parlamento Europeo declara que el amianto es cancerígeno, iniciando un proceso de prohibición del uso del amianto que tarda 23 años más en llegar a España. Es el 7 de Diciembre de 2001 cuando se publica una Orden Ministerial que prohíbe la comercialización y uso del amianto en España. Para entender la dimensión del problema hay que explicar que entre 1970 y 1995 se producían 2´6 millones de toneladas de amianto cada año, que eran utilizadas en más de 3.000 aplicaciones industriales distintas. Es imposible cuantificar los millones de personas afectadas, que han trabajado, o estado en contacto con el amianto. La OIT estima que unas 100.000. personas mueren anualmente en el mundo como consecuencia de su exposición al amianto. En España, serían unas 2.300 las personas que fallecen por esta causa cada año. En los próximos 30 años, según estudios epidemiológicos, podrían morir unas 50.000 personas en nuestro país por cáncer de pleura y pulmón directamente relacionados con el amianto. Hablamos de una pandemia mundial que tiene periodos de latencia de hasta 40 años. Diasporaweb cree que es urgente extender la prohibición de extracción y uso del amianto a todos los países del mundo, estableciendo planes para el desamiantado de todos aquellos lugares donde se encuentra instalado. Edificios, vagones ferroviarios, instalaciones industriales, etc. Hay que realizar un esfuerzo extraordinario para descubrir a las víctimas. Aquellas personas que, en muchos casos sin saberlo, han trabajado o convivido con amianto. Son muchos los casos en los que ni ellos, ni sus familiares son conscientes de ello. Estudiar las vidas laborales, detectar la enfermedad, vigilar la salud, reconocer la enfermedad profesional contraída, indemnizar a las víctimas, son tareas esenciales y difíciles. No podemos tampoco obviar el desastre medioambiental que la utilización del amianto produce y ha producido en poblaciones enteras, cercanas a los lugares de extracción y utilización. Amianto y algunas enfermedades:El Amianto (palabra de origen latino, amiantus: incorruptible) o Asbesto (de origen griego: incombustible) es una fibra natural que por sus características tecnológicas excepcionales, se ha utilizado en múltiples aplicaciones en construcción, industria y productos de gran consumo. Las variedades más comunes de amianto son el crisotilo y los anfíboles. Los anfíboles incluyen: crocidolita, amosita, tremolita, actinolita y antofilita. Cuando se habla de fibras de amianto se designan un conjunto de miles de fibrillas elementales sólidamente unidas en forma de haces o agregados de fibras. Éstos pueden separarse con facilidad en fibras cada vez más finas hasta llegar a fibrillas de tamaño microscópico. Aquí reside la clave de la peligrosidad del amianto: pueden estar presentes del orden de billones de ellas en el aire. Debido a su tamaño microscópico no se ven, no se oyen, no se tocan, no se huelen, no tienen gusto, es decir, son imperceptibles. Hay seis variedades de amianto, el CRISOTILO ( amianto blanco ) - fibras flexibles, finas, sedosas, fáciles de hilar y resistentes al calor, pero no a los ácidos. Supone más del 90% del amianto utilizado. Su uso principal es para protección contra el fuego y aislamiento acústico; CROCIDOLITA (amianto azul ) - se presenta en forma de fibras rectas. Es muy resistente a los ácidos y se ha utilizado para la fabricación de tubos a presión de fibrocemento, . Por su peligrosidad, en España está prohibido en todos sus usos desde el año 1987; la AMOSITA ( amianto marrón ) - es resistente a los ácidos y al calor. Su utilización principal es como aislamiento térmico y en aplicaciones de alta fricción, como frenos y embragues para automóviles. La exposición a fibras de amianto puede producir diferentes enfermedades. La EPA (Environmental Protection Agency) lo clasifica como el principal agente cancerígeno que se conoce. De hecho en la legislación española está catalogado como cancerígeno de categoría 1. Las principales enfermedades asociadas al amianto son: asbestosis, cáncer de pulmón, mesoteliomas pleural y peritoneal, cáncer gastrointestinal, de laringe, colon-rectal, etc. Al tratarse de un producto cancerígeno, no existe concentración segura para la exposición, es decir, la única exposición segura es la exposición cero. En la figura se aprecia en detalle la formación de cuerpos asbestósicos en el tejido pulmonar por inhalación de fibras de amianto. La herencia letal del amianto: 125 millones de personas trabajan con amianto en el mundo. No está prohibido sino en algunos países desarrollados, el amianto que se extrae de las minas, las más importantes están en Canadá, se exporta a países del Tercer Mundo. 25.000 trabajadores vascos han inhalado amianto en los últimos 30 años. Tienen 10 veces más posibilidades de contraer un cáncer de pleura, incurable. Se estima que uno de cada tres morirá prematuramente. En la actualidad, 4.000 ex trabajadores y empleados de empresas de desamiantado se encuentran en vigilancia sanitaria. 174 empresas lo han utilizado en Euskadi y un total de 1.760 en toda España. En 1941 se reconoce la asbestosis (la enfermedad del amianto) como enfermedad profesional. A partir de 1947 se obliga a reconocimientos médicos periódicos. En 1978 se aprueba el decreto que reconoce el cáncer de pulmón y el mesotelioma como enfermedad profesional. En 1993 se aprueba el reglamento para trabajos con riesgo de amianto. En 2002, España prohíbe definitivamente su uso, uno de los últimos países en hacerlo de la Unión Europea. Los protagonistas:"Urge un fondo de compensación porque la responsabilidad también es de la Administración" Josefina Oyarbide (Viuda del amianto). "El dinero no resta dolor, pero sí la justicia, de que reconozcan la causa de la muerte de tu marido" Pilar Collantes (Directora de Osalan) "La vigilancia de la salud tiene que ser obligación de la empresa y un derecho del trabajador". El amianto ha matado, mata y matará. Pero los efectos letales del “milagroso” mineral no se conocieron a tiempo, se subestimaron o, en algunas empresas se ocultaron. En la actualidad, sem utiliza como aislante térmico por su resistencia al calor, se ha convertido en un grave problema de salud pública cuyas consecuencias no han hecho sino aflorar. Hasta su prohibición en 2002 en España, con retraso respecto a otros países vecinos, millones de trabajadores se ganaron la vida a la vez que se iban envenenando o labrando día a día una muerte temprana sin saberlo. Ahora quedan toneladas de ese producto instaladas en edificios, que los afectados reclaman que se inventarien y controlen para, en la medida de la posible, borrar la huella venenosa del amianto. Cuando el oncólogo que atendía a su marido, Iñaki Iturrioz, les preguntó si había trabajado con ese material. "¿Qué es eso?", le preguntó ella (Josefina Oyarbide) sorprendida y"respondimos que no, porque nunca habíamos oído hablar de ello". La palabra amianto no volvió a la vida de Josefina hasta semanas después de quedarse viuda, un 6 de agosto de 2007. Se calcula que, en los próximos veinte años, el amianto será el causante de entre 8.000 y 10.000 muertes en Euskadi, 60.000 en España y 500.000 en Europa. La cifra de cuántas víctimas se han registrado hasta la fecha es imposible de adivinar. No hay un registro oficial y muchos fallecidos, como Iñaki, murieron sin descubrir que el origen de su cáncer estaba en el trabajo. Sí se sabe que en los cuatro primeros meses de este año se han reconocido ya más casos de cáncer profesional (27) que en todo 2010 (25), según datos del registro de la Seguridad Social aportados por CC OO. "El problema se está extendiendo, porque precisamente uno de los efectos perversos del mineral es que los cánceres que causa surgen al cabo de entre 20 y 30 años de la exposición". No tener síntomas, recuerda, no significa haberse librado de "la epidemia"" de cánceres que provocan las fibras y el polvo de este mineral acumulado en los pulmones de los afectados. "Los mecanismos de generación del cáncer son a veces retardados. Con los mesoteliomas causados por el amianto pasa un poco como con el tabaco. La persona que ha fumado durante veinte años y lleva una década sin fumar no cree que pueda sufrir un cáncer de pulmón y sí puede.La única prevención que existe es no haber estado expuesto", precisa un especialista. En el plan vasco de vigilancia sanitaria están censados 4.081 trabajadores, entre jubilados y los trabajadores que ahora manipulan el mineral en las labores de desamiantado de edificios. El símbolo de las víctimas Espe Jiménez y Mari Jose Arbelaitz forman parte de esa lista. Ex trabajadoras de la empresa Paisa de Errenteria, se enteraron por el periódico del caso de una compañera a la que los jueces habían reconocido la incapacidad absoluta. La beneficiada era María Isabel Tobías, que denunció públicamente su enfermedad profesional hasta su muerte en noviembre de 2007. "Ella nos abrió el camino al resto", agradecen Espe y Mari Jose. Rebobinaron y encontraron la respuesta." Acababas la jornada de trabajo con la nariz negra del polvo que se levantaba. Entre todas esas partículas estaba el amianto", del que ellas, de momento, no han desarrollado ninguna dolencia. Pero sí otros compañeros, algunos de los cuales ya han fallecido. Ha sido un factor del cancer profesional no reconocido sin embargo por todos los médicos españoles hasta fecha muy reciente Su drama irremediable quedó reflejado en la película del cineasta errenteriarra Juanmi Gutiérrez La plaza de la música, nombre actual del solar en el que se levantó la fábrica Paisa hasta que fue desmantelada en 1975. El documental y la plaza se han convertido en símbolo de la lucha de las víctimas del amianto. Allí conversan para este reportaje Espe y Mari Jose. "La plaza ha cobrado otra dimensión para nosotros desde entonces", reconoce Mari Jose. "No hay nada que recuerde a Paisa, pero de alguna forma aquí está todo. Muchas veces sentimos que nos enfrentamos a una especie de fantasma, a un producto que ignoramos y una enfermedad que acecha", describe. A ese miedo a lo desconocido achacan precisamente el discreto número de socios de Asviamie, la asociación de víctimas del amianto con una treintena de afectados, cuya delegación en Gipuzkoa fundaron los ex trabajadores de Paisa en Errenteria. "Empezamos muchos, pero quedamos pocos. Hay gente que niega el problema, porque prefiere no enfrentarse a palabras como el cáncer", reconoce Espe, que insiste a lo largo de la conversación en hacer un llamamiento a todas las personas con sospechas de haber estado expuestas al amianto a que lo comuniquen a su médico de cabecera para iniciar los controles sanitarios. "Que se denuncie, que se hable de este drama", claman estas dos mujeres. La abogada Nuria Busto también apela a "«la necesidad de una mayor concienciación social" como baza para seguir ganando batallas. Abogada de la asociación de víctimas del amianto, su padre, Santiago Busto, falleció en 1997 de un mesotelioma de peritoneo, pero los jueces no le reconocieron la enfermedad profesional. "Nuestra pelea judicial fue como una gota en el oceáno, estábamos prácticamente solos", recuerda. El respaldo de las sentencias Los casos pasaron de ser anecdóticos a engrosar una lista cada más larga. El respaldo definitivo lo recibieron a principios del 2000, cuando el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco reconoció la muerte de un trabajador por amianto y obligó a indemnizar a la empresa a su familia. "Para eludir responsabilidades, las empresas siempre se han escudado en que no había una ley que prohibiera el amianto hasta 2002 y que, por lo tanto, ellas también han sido víctimas de la misma ignorancia". En 1978, por ejemplo, un decreto ya reconocía el cáncer de pulmón y mesotelioma como enfermedad profesional y en 1993 se aprobó un reglamento contra los riesgos de los trabajadores expuestos al amianto. Josefina Oyarbide logró hacer del dolor por la muerte temprana de su marido una causa invencible de lucha. Convencida de que la batalla tenía que empezar ganándose en los tribunales, logró que el mesotelioma que acabó con la vida de su marido fuera reconocido como enfermedad laboral., En un tercer juicio, la empresa de Beasain fue recientemente condenada a indemnizar a la familia con 104.000 euros por daños y perjuicios. "Claro que el dinero no te alivia el dolor, pero sí satisface la sensación de justicia, de que te reconozcan que a tu marido no lo mató un cáncer porque sí, sino porque tragó amianto", se explica Josefina a quien las sentencias han alentado para ayudar a otros afectados a continuar la pelea. "Hay que ir hasta el final", exige. La creación de un fondo de compensación por parte del Estado, como han hecho Francia y Bélgica, para indemnizar a las víctimas sin pasar por los tribunales resolvería muchos de los frentes con los que ahora se encuentran para demostrar su exposición al amianto y responsabilizar a la empresa que, en muchos casos, ha desaparecido o ha sido absorbida por otra firma comercial, Hay una responsabilidad de Estado, porque el daño del amianto se conocía desde principios del siglo XX pero no se prohibió hasta que el daño estaba ya hecho», añade el responsable sindical. Registro de edificios.El Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, Osalan, también considera que este fondo es necesario, pero no termina de llegar. "Es una decisión del Estado", recuerda Pilar Collantes, directora de Osalan: un mapa del amianto, en el que queden registrados los edificios y lugares donde está presente es vital. Con más de 3.000 productos elaborados con el llamado mineral mágico, "el riesgo persiste", denuncian Espe y Mari Jose. "En las obras de rehabilitación de una casa, hay peligro de contaminación de los vecinos y de los trabajadores, por ejemplo. Hay tuberías recubiertas de amianto, placas y hasta jardineras de fibrocemento". Tienen amianto desde los frenos de coches a ltejados de uralita, a pesar de que se conocen sus efectos mortales desde el año 1900, se estima que 400.000 europeos morirán hasta 2035, víctimas del "mineral mágico". Pero no sólo los trabajadores del amianto pueden desarrollar cáncer.Collantes coincide en que tener localizados los lugares con amianto "es un paso adelante", Séptima víctima del amianto, fue una extrabajadora de Paisa de Errenteria. Maria Teresa Illara Casado, vecina de Lasarte, falleció hace poco a los 68 años de un mesotelioma pleural. Trabajó de pulidora en Producciones Aislantes SA (Paisa) de Errenteria. La CAF de Irun paró una hora por la muerte de un ex trabajador.María Teresa Illara Casado, es la séptima víctima. Trabajó en esa empresa seis años, en los años sesenta del siglo pasado «durante 2.192 días».antes de casarse, en el puesto de pulidora El contacto con las fibras de amianto fue directo y sin medidas de prevención. Su marido, Juan Pedro Giraldo, explicó que hace casi dos años le detectaron el cáncer. "Ha sufrido mucho.María Teresa a principios del año 2012 logró, cuarenta años después, que se le reconociera la enfermedad profesional y la incapacidad absoluta, tras una larga vida de sufrimiento, como explicó su esposo a los medios. Con este fallecimiento son ya 76 extrabajadores fallecidos en la zona desde 2008, según la contabilidad de la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie). Mientras se gastan miles de millones de euros en la eliminación del amianto viejo, se está permitiendo la importación y comercialización del nuevo, el crisotilo canadiense o amianto blanco, que se oculta en termos, juntas y otros artículos de uso diario. La salud de los consumidores se encuentra amenazada. La trama internacional del amianto es responsable de estar llevando este material de nuevo al mercado. El amianto como un genocidio impune (Paco Báez) Es necesario culminar la construcción social de la referencia al amianto como la perpetración histórica de un genocidio. Decir “amianto” (o “asbesto” o “uralita”) debe suscitar en la sociedad la imagen de unos genocidas y la de un magnicidio industrial. La magnitud de la hecatombe es gigantesca, pero es inexplicable el porqué siendo tan clara, y estando tan bien asentada (por la ciencia empírica y reiteradamente convalidada) la vinculación mesotelioma-amianto siga habiendo esa resistencia social e institucional a su reconocimiento en España. Por ejemplo, un trabajo aparecido en la Revista Española de Salud Pública en 2004, estimaba que en 2000 se habían producido en España 92.534 casos de enfermedades relacionadas con el trabajo y, sin embargo, según cifras oficiales solo habían sido 16.188 por amianto; el 83% de las cifras reales quedaban ocultas. En cuanto a muertes derivadas de enfermedades profesionales, se habían producido 15.264 y según el estudio y los registros oficiales solo daban tres casos por amianto en ese año; el 100% en casos la causa de mortalidad quedaba oculto simplemente porque el aianto era el culpable no sólo el imputado. No solo existe subestimación en los registros oficiales (dan como enfermedad común la que es profesional), sino que hay un infradiagnóstico, una cortada incluso médica (el tabaco, dicen, es el culpable de una gran parte de los tumores. Y el tabaco se usa en muchos casos como cortina de humo). Por eso las enfermedades laborales tienen escasa visibilidad social, porque la opacidad interesa a las multinaconales y a las "nacionales", claro. La lucha de clases existe, naturalmente, pero “la están ganando los ricos“, como sentenció el magnate Warren Buffett, el primer millonario de la Lista Forbes.. En el caso de España se trata del país europeo que menos asbestosis registra oficialmente como enfermedad profesional: 35 veces menos que Alemania, 21 veces menos que Bélgica y 15 veces menos que Francia e Italia en el año 2000. E igualmente, para el caso de cáncer, Noruega reconoce 183 veces más cáncer causado por el amianto que España y Dinamarca 133 veces más, Francia 124 veces más e Italia 41 veces más que España. Esas proporciones oficiales son ambiguas y desinformadoras, porque el uso de amianto en España ha sido mayor que en todos esos países. Solamente respecto a Alemania el consumo ha sido tres veces menor y menos de dos veces en el resto de los que la han sobrepasado (Francia e Italia). En España se ha combatido muy poco el asunto de las consecuencias del uso industrial del amianto. Según un estudio de Kogevinas y otros de 2008, los cánceres laborales por exposición en el trabajo reconocidos oficialmente en España representan entre un 0.1 y un 0.2 por ciento de todos los estimados, un porcentaje 40 veces inferior que en países industriales similares a España. Magnífico¡¡.. pero partiendo de los datos de la OMS “el amianto es uno de los cancerígenos más importantes y provoca alrededor de la mitad de las muertes por cáncer profesional” ¿Vergonzoso?..si nos adentramos en los cánceres profesionales debidos al amianto la nebulosa se densifica en España, pues no hay registros históricos de esta enfermedad. Con todo lo dicho, y los estudios de los que hemos partido, podemos resumir para el año 2002 como sigue: Total de muertes en España (2005) por cáncer: 27% del total de fallecidos, que suponen 98.000 personas. Según trabajos de Doll (muy criticados), y finlandeses Nurminen y Karjalainen. De esas muertes por cáncer laboral se deben al amianto: un 55%, o sea unas 4.700 muertes. Una primera conclusión. Si más del 50% de todas las muertes por enfermedades laborales se deben a algún tipo de cáncer y la mitad, a su vez, de todas las muertes por cáncer laboral se deben al amianto, se concluye que en la actualidad, y por muchos años, el 25% de todas las muertes laborales por enfermedades profesionales son, y lo seguirán siendo, por culpa del amianto. Al estar prohibido en España se deben a la exposición laboral de los últimos cincuenta años y a la exposición que aún tienen muchos trabajadores y usuarios al amianto instalado y no retirado, o retirado sin condiciones de seguridad. No hemos contabilizado las muertes por exposición doméstica y ambiental por el amianto que suponen entre un 25% y un 30% de las causadas laboralmente. Segunda conclusión: si en un solo año, 2002, se producen entre 1960/3920 muertes por cáncer debidas al amianto, teniendo en cuenta la mortalidad doméstica y ambiental y las muertes por asbestosis, se puede decir que en España la epidemia el amianto producirá un saldo de víctimas mortales entre 75.000 y 100.000, sumando las habidas y las por haber. Amén de los pacientes de dolencias menores que serán otras tantos decenas de miles. Estos números de víctimas se pueden obtener a partir del dato de importación del amianto en España durante el siglo XX. Los trabajos de Tossavainen para todo el mundo, establecen una especie de regla sencilla para averiguar la relación entre el uso de amianto y la aparición de mesoteliomas. Propone que si por cada 130 Toneladas métricas de uso de amianto se produce una muerte por mesotelioma (cáncer específico de la pleura o del peritoneo), basta calcular las muertes con las importaciones permitidas del veneno. En el caso de España como se han importado 2.6 millones de Toneladas métricas en 100 años, le corresponden un total de unas 37.000 muertes por cáncer de pulmón. Añadiendo las muertes por asbestosis (por cada cinco cánceres dos asbestosis), y los infradiagnósticos, la cifra calculada de entre 75.000 y 100.000 muertes en total, no resulta exagerada. El “pico” de las muertes empezará a descender 50 años después de la prohibición en cualquier país. Así, para España hasta 2015-2020 habrá incrementos de muertes, y hasta 2052 seguirán las víctimas pero la curva empezaerá a bajar, s los "genios" no encentran otro material "milagroso" letal pero muy productivo. Para todo el mundo, y contabilizando la producción de amianto hasta el presente, se puede decir que hablamos de haber manejado y dispersado unos 200 millones de toneladas. Pues bien, extrapolando las sugerencias contables de Tossavainen, eso nos da un número de víctimas aseguradas entre 6 y 8 millones de personas en todo el mundo. Pero si la producción y consumo en los mercados emergentes continúa como en la actualidad (2, 5 millones de producción por año), la cifra de muertos por asbesto puede llegar a 10 millones en 2030, según el doctor James Leigh, director del Centro de Salud Ocupacional y Ambiental de la Escuela de Salud Pública de Sidney, Australia. Estas son las dimensiones de la hecatombe Más que en cualquier guerra.En realidad está es una nueva guerra de las multinacionales contra los trabajadores del mundo Fuente: www.es.globedia.com http://es.globedia.com/amianto_11

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