"Me
duele
el
alma
. Como una piedad, Asunción trata de calmar el dolor de su hijo José Manuel, que acaba de expresar la única declaración que consigue hacer a interviú, buscando bocanadas de aire entre palabra y palabra. Se muere. La madre se inclina para besarle la frente. José Manuel apenas puede respirar; su pecho se infla con desesperación, entre apneas desacompasadas, como si se convulsionara. La máquina de oxígeno suena como un ventilador estropeado. La habitación de la UCI del Hospital 12 de Octubre de Madrid es oscura. Solo brilla la bolsita de morfina que cuelga junto a la cama. Y Asunción le responde a su hijo que lo que le duele no es el alma, es el cuerpo. Lo mira y se reafirma en que su historia debe ser contada. Ayer sentía rabia; hoy ya no siento nada, dice agotada. Está convencida de que su hijo no se va por un accidente; a su hijo lo han matado.
José Manuel Calzado Hernández fallecerá 24 horas después de permitir la realización de la foto que abre este reportaje, a las 14.15 del pasado 24 de marzo. Le quedaban seis días para cumplir los 38. Dos años antes, en marzo de 2014, José Manuel sintió molestias en el costado derecho. Como si se lo agujerearan millones de alfileres. El dolor fue en aumento, le dolía al respirar, le dolía al toser. En el Hospital Gómez Ulla de Madrid le diagnosticaron un derrame pleural. En mayo fue a peor. Como el malestar no cesaba, lo derivaron al 12 de Octubre. Estuvo ingresado 14 días. Diagnóstico: un mesotelioma pleural con extensión peritoneal en estadio IV.
El mesotelioma es un cáncer que afecta a la pleura, la membrana que rodea el pulmón. Casi todos los casos los produce la inhalación de partículas de amianto, que se depositan hasta provocar el tumor. Es una enfermedad tan vinculada al uso de este material tóxico que la ley obliga a cualquier profesional de la medicina a declararla ante la mínima sospecha de exposición laboral en un enfermo del pulmón. Pero cuando a Asunción le dijeron lo del amianto, ella no tenía ni idea de qué era aquello.
El amianto, o asbesto, es un mineral fibroso, que se deshace con facilidad en fibras muy finas. Resiste el calor y la humedad, insonoriza, es fácil de trabajar, abundante y barato. Se le cuentan más de tres mil usos diferentes, desde revestimientos industriales, pinturas, trajes de seguridad ignífugos y tuberías hasta manoplas para el horno doméstico o tampones de higiene personal. En España se utilizó de forma masiva tras el final de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en las obras y las fábricas del desarrollismo de los setenta. Veinte años después, pese a que Europa ya advertía de sus secuelas, el Gobierno español decidió prorrogar el empleo del amianto hasta 2005.
Fuente: www.interviu.es
http://www.interviu.es/reportajes/articulos/el-ultimo-muerto-del-amianto