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RESPIRE AMIANTO Y MUERA

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El ecologista, periodista y librero malagueño Francisco Puche, uno de los que contribuyeron a lograr la condena a 18 años contra el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny por envenenar durante décadas a miles de personas con amianto, visitó Paraná invitado por el Foro Ecologista, registró AIM. Puche insistió que la finalidad de Avina es lavar la imagen de las empresas de Schmidheiny. “Paco” Puche, propietario de una pequeña librería en Málaga, Andalucía, habló en la sede de la Asociación del Personal Superior (APS) de la municipalidad en la calle Monte Caseros de Paraná, ciudad que invitó a “hermanar” con Málaga. Está en la Argentina invitado a para participar del Segundo Congreso Latinoamericano y Primer Congreso Internacional sobre Salud Socioambiental, esta semana en Rosario, en que hablará sobre “Filantrocapitalismo, amianto/asbesto y sus repercusiones para la salud”. Puche insistió en que como lo ha confirmado la justicia de Turín, Italia, Schmidheiny es un genocida, propietario de varias fábricas de amianto que provocaron severas enfermedades, entre ellas cáncer, en los trabajadores, sus familias y en todos los que han tenido contaco con el amianto o asbestos, una sustancia muy usado antes como aislante del calor y para construir fibrocemento. El fibrocemento se usó y se usa para fabricar chapas que sustituyen a las de cinc, tanques de agua y tubería, entre otras cosas. Está demostrado que el amianto es una sustancia cancerígena y así lo clasificó el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordó Puche. A pesar de todo está prohibido solo en 50 de los 190 países reconocidos en la ONU, desde 2003 en la Argentina. Sin embargo, hay numerosos objetos que lo contienen y muchos de ellos son reciclados y vueltos a usar muchas veces rompiéndolos, quebrándolos o trabajándolos de modo de favorecer la diseminación de las fibras invisibles que penetran por la nariz y se clavan en los alveolos pulmonares. Es posible que los síntomas aparezcan varias décadas después, por lo que no solo ha habido en casi un siglo centenares de miles de muertos, sino que seguirá habiendo por mucho tiempo. Schmidheiny, el magnate mundial del amianto, fue condenado a 18 años de cárcel “por desastre ambiental doloso permanente”, pero no está preso porque todavía tiene una instancia judicial para apelar. En su primera apelación ante al tribunal turinés, el industrial vio cómo su pena incrementaba de los 16 años a los que fue condenado en primera instancia hasta a los 18 años de la nueva sentencia. Además, tendrá que pagar de forma inmediata a las víctimas o a sus familiares un importe por valor de 88 millones de euros, en concepto de indemnizaciones. Según la sentencia, el condenado debe responder con toda su fortuna gestionada por los holdings denominados Amindus, Becon y Anova. Puche aclaró que tribunal italiano contempló el patrimonio que en 2003 traspasó al ente llamado Viva Trust, financiador de la fundación Avina, que según Puche se dedica a infiltrar organizaciones sociales para desviarlas de sus fines y le ofrece una cobertura de “benefactor”. Sin embargo, Puche aclaró que las operaciones filantrópicas de Avina y de Schmidhein no son tales sino tienden a liberar patrimonio de las futuras responsabilidades que se le irían presentando, por las reclamaciones de las millares de víctimas que tiene sobre sus espaldas y que, dado el alto periodo de latencia de las enfermedades derivadas de la exposición al amianto, tendrá demandas hasta, al menos, el año 2040. El caso juzgado en Turín es el de una empresa productora de amianto del pueblo de Casale Monferrato, que provoco 2000 muertos y 800 enfermos por ahora, en total el 10 por ciento de su población de alrededor de 30000 habitantes. En el juicio se demostró cómo Schmidheiny se había infiltrado en las filas de las asociaciones de víctimas. En efecto, y como cuenta el periodista Giampero Rossi en “Amianto Processo alle fabriche della morte”, por la documentación secuestrada en el proceso en la empresa de relaciones públicas de Milán Guido Bellodi, se ha podido comprobar que Schmidheiny había contratado a esta empresa desde 1984 al 2005, para ocuparse de la contra información, y cómo había infiltrado a la sedicente periodista María Cristina Bruno en el movimiento de las víctimas. Esta periodista se encargaba de enviar un informe mensual a Bellodi a cambio de 2.500 euros. Puche insistió que la finalidad de Avina es lavar la imagen de las empresas de Schmidheiny y recordó que la sentencia que condenó al empresario a 18 años de cárcel comparó los procedimientos de Schmidheiny con los que usó Hitler para enviar judíos a Madagascar para ocultar sus verdaderas intenciones de eliminarlos en las cámaras de gas. También quedó demostrado que el empresario sabía que el amianto es nocivo y recomendó a sus gerentes ser concientes de eso, “pero si otras personas se hacían conscientes de eso tendrían que cerrar o tomar medidas económicas al respecto. Pidio por lo tanto medir muy la información que se daba, decir que el asbesto no era perjudicial y que, en cualquier caso, no causaba la muerte y que su riesgo podía ser controlado. En consecuencia el tribunal lo condenó por desastre intencional. Puche hizo una demostración práctica de la manera cómo es posible luchar a pesar del poder de las multinacionales, por ejemplo las que produce transgénicos. Tomó una analogía geométrica, que consiste en colocar bolitas de vidrio en un recipiente cúbico. Un teorema dice que cualquiera sea el tamaño de las bolas, el 48 por ciento del espacio queda vacío. Por grandes y poderosas que sean las empresas que dominan cada vez más el mundo entero, nunca pueden ocupar todo el espacio, lo que permite a otras organizaciones que tratan de impugnar las tendencias destructivas actuales, ocupar los intersticios para resistir y denunciar. Puche fue presentado por el integrante del Foro Ecologista de Paraná, Daniel Verzeñassi, quien ofreció una reseña de la actividad de Puche y las coincidencias con sus puntos de vista, que se fueron perfilando mediante la comunicación que permite internet. Tras su exposición, Puche respondió a preguntas de los presentes y dialogó con ellos y finalmente todos participaron de una cena servida en el mismo local del sindicato de jerarquizados municipales. Finalmente, el presidente de la Junta Americana por los Pueblos Libres, Daniel Tirso Fiorotto, le obsequió varios libros escritos por miembros de la Junta. http://www.aimdigital.com.ar/aim/2013/06/24/respire-amianto-y-muera/

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