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¿Por qué Estados Unidos no había prohibido el amianto hasta ahora?

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El uso y comercialización del amianto han estado prohibidos en España desde 2002. Este material, también conocido como asbesto, fue ampliamente utilizado en la construcción y en la fabricación de diversos productos por sus propiedades aislantes y resistentes al fuego. Sin embargo, se descubrió que la exposición al amianto está vinculada con graves problemas de salud, incluyendo enfermedades respiratorias y cáncer. 

En total, más de 50 países han prohibido ya este mineral, conocido por causar una larga lista de cánceres, entre ellos el mesotelioma, un cáncer poco frecuente de las membranas que recubren los pulmones y el abdomen. También se ha demostrado que causa cáncer de pulmón, laringe, ovarios, estómago y colon.

Sorprendentemente tarde, Estados Unidos acaba de unirse al club. Esta semana, la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) ha anunciado la prohibición del uso del amianto crisotilo, la forma más común de amianto que aún se utiliza en Estados Unidos. Esta prohibición se veía venir ya que, según los expertos que aseguran que no hay niveles seguros de asbestos, esta sustancia mata cerca de 40 000 personas al año solo en Estados Unidos.

Según el secretario de prensa de la EPA, Remmington Belford, los anteriores proyectos de ley que pretendían prohibir el uso del amianto se vieron atrapados durante años en una maraña legal antes de ser desestimados en su mayor parte. "La EPA intentó prohibir el amianto hace 35 años, en 1989. En 1991, una decisión judicial anuló en gran medida esa prohibición y debilitó significativamente la autoridad de la EPA en virtud de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (TSCA)", afirma Belford en un correo electrónico.

Esa es parte de la razón por la que el Congreso decidió modificar significativamente la TSCA en 2016 bajo la Administración Obama. La esperanza es que esta vez la prohibición se sostenga en los tribunales. Aun así, los expertos dicen que no va lo suficientemente lejos. Aunque la norma cubre la fibra de amianto más utilizada, no cubre las seis formas. Se centra en prohibir las juntas, los diafragmas con amianto utilizados en la producción de cloro y algunos productos de automoción como frenos y revestimientos de recambio.

"Aplaudo que la EPA haya dado un modesto paso adelante, pero nadie debe pensar que se trata de una prohibición exhaustiva", afirma Arthur Frank, profesor de salud ambiental y ocupacional de la Universidad Drexel de Filadelfia (Pensilvania). Frank dice que países como Australia, Canadá, la Unión Europea, Brasil y muchos otros han prohibido el amianto, y ninguno lo ha hecho utilizando este tipo de "enfoque fragmentario" que no prohíbe todas las formas a la vez.

Historia del uso del amianto en EE. UU.

Estados Unidos ha tenido dificultades para deshacerse de este carcinógeno mortal debido al gran número de productos a los que se ha añadido amianto a lo largo de los años. El uso del amianto como aislante comenzó en 1879 y se generalizó en la construcción, alcanzando su punto álgido en la década de 1970, cuando se utilizó en el aislamiento de tuberías, materiales textiles ignífugos, juntas, revestimientos, tejas de vinilo, tejados, tuberías e incluso en el aislamiento del transbordador espacial de la NASA.

El amianto es un mineral silicatado de origen natural que se asemeja a fibras microscópicas en forma de aguja. Mezclado con multitud de productos, se obtienen materiales industriales más fuertes y resistentes al fuego. Antiguamente se extraía en todo el mundo, pero ahora se produce principalmente en Rusia y en algunos enclaves de Kazajstán, Zimbabue y China. Hubo un tiempo en el que Estados Unidos obtenía la mayor parte de su amianto de las minas de Canadá, antes de que se prohibiera allí en 2018.

Barato de producir, eficaz y abundante, los esfuerzos legales y de presión liderados por la industria química han ralentizado el proceso de eliminación progresiva. Mientras que una administración puede tratar de prohibirlo, la siguiente puede revertir el curso, dice Linda Reinstein, cofundadora de la Organización de Concientización sobre la Enfermedad del Asbesto.

La Administración Trump se ha opuesto sistemáticamente a la legislación que prohibiría el amianto, así como a excluir los otros tipos de amianto de la evaluación de riesgos de 2020 de la EPA, utilizada posteriormente para prohibir el amianto crisotilo. Reinstein, cuyo marido murió de mesotelioma en 2005, ha abogado durante mucho tiempo por una ley del Congreso: la Alan Reinstein Ban Asbestos Now Act de 2023, elimina todos los tipos de amianto de uso. "De esta forma, la industria no puede acudir a los tribunales y demandar para anular una prohibición", afirma.

Conocemos su relación con el cáncer desde hace casi un siglo; cuando el polvo de amianto queda atrapado, se acumula y provoca cicatrices e inflamación en el organismo. Con el tiempo, puede provocar mutaciones genéticas que causan cáncer. "La razón por la que es tan tóxico es la misma por la que hemos utilizado las fibras en productos durante tanto tiempo: son muy resistentes", afirma Brenda Buck, geóloga médica de la Universidad de Nevada, Las Vegas. "Una vez que el amianto está en el cuerpo nunca se descompone, básicamente está ahí de por vida".

Cómo protegerse del amianto

Aunque el amianto se ha eliminado en gran medida en EE. UU., aún quedan restos de su uso en los hogares que pueden provocar enfermedades. Reconocer la exposición potencial es clave para protegerse, dice Buck. En las casas más antiguas, y especialmente en las construidas antes de 1970, merece la pena realizar un estudio del amianto para detectar posibles puntos calientes. Un experto puede realizar un análisis de laboratorio de los materiales de construcción para identificar con precisión los que contienen la sustancia.

Descubrir una casa que contenga amianto supone la necesidad de repararla por un profesional, lo que implica sellar las zonas que contienen amianto para evitar contaminar el resto de la casa. En algunos casos, esto puede ser suficiente, pero cuando los productos que contienen amianto, como las baldosas de vinilo o el aislamiento, empiezan a degradarse, es necesario eliminarlos. El saneamiento puede consistir en encapsular el amianto y retirarlo del edificio para que deje de ser una amenaza. Si una casa contiene amianto que no puede retirarse fácilmente, la purificación del aire con filtros HEPA puede ayudar a reducir las fibras de partículas potencialmente peligrosas del aire.

Otro motivo de preocupación es la exposición inesperada causada por catástrofes naturales o provocadas por el hombre, como huracanes, terremotos y tornados, que hacen que los materiales peligrosos que antes estaban encerrados en las paredes se descompongan y se liberen en el aire. Si te encuentras cerca de una catástrofe natural o si estás haciendo tus propias reformas en casa, lleva siempre una mascarilla N95 para evitar lo que pueda haber en el aire.

El World Trade Center es un ejemplo de lo rápido que esta exposición puede provocar efectos en la salud: 400 000 personas estuvieron expuestas a contaminantes tóxicos tras el 11-S y otras 5380 han muerto en las dos décadas transcurridas desde entonces.

Destrozos masivos como éste ponen en riesgo de exposición a los primeros intervinientes, a los equipos de limpieza y al público en general después de que la integridad estructural de un edificio se vea comprometida.

Buck sostiene que, aunque no se puede eliminar por completo el riesgo, sí se pueden tomar medidas para identificar las posibles fuentes y eliminarlas de forma segura. Como nación, EE. UU. ha tardado en actuar y, como resultado, el amianto sigue siendo una presencia común en los edificios antiguos.

"Se ha utilizado en nuestro entorno durante mucho tiempo y es difícil deshacerse de él. Aunque se trata de un paso importante, nos queda mucho camino por recorrer", afirma.

Fuente: www.nationalgeographic.es

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