El amianto es un grupo de minerales fibrosos de origen natural que se encuentran en el medio ambiente. Estas fibras son extremadamente resistentes al calor, al fuego, a los productos químicos y a la electricidad.
Es por lo que fue un material muy popular en la construcción, manufactura y otros sectores industriales y es por lo que se utilizaba en productos como aislantes térmicos y eléctricos, materiales de construcción como tejados, baldosas y paneles, frenos y embragues de vehículos, así como en textiles resistentes al fuego. Sin embargo, su uso también conlleva graves riesgos para la salud.
De hecho, en los últimos años se ha detectado un aumento de casos de mesotelioma, un tipo de cáncer asociado a la inhalación de las partículas que desprende el amianto. Concretamente y pese a estar prohibido por la Unión Europea desde el año 2005, en el periodo que corresponde entre 2013 y 2021 se produjeron 13.530 casos de mesotelioma en la UE, según revelan nuevos datos de Eurostat.
El principal peligro de este material radica en sus fibras microscópicas, que pueden liberarse al aire cuando los materiales que lo contienen se dañan, se manipulan o se deterioran. Pero empecemos por el principio y veamos en qué consiste esta enfermedad.
El mesotelioma es un tipo de cáncer raro y agresivo que afecta el mesotelio, una fina capa de tejido que recupera la mayoría de los órganos internos del cuerpo.
Aunque puede desarrollarse en varias partes del cuerpo, se suele localizar en la pleura, que es la membrana que recubre los pulmones y la cavidad torácica. También puede afectar el peritoneo, que es la membrana del abdomen, así como el pericardio, que en este caso es la membrana que rodea el corazón, y en casos muy raros, la túnica vaginal, una capa que recubre los testículos.
Este cáncer está estrechamente relacionado con la exposición prolongada al amianto que, al inhalarse o ingerirse, pueden permanecer en el cuerpo durante décadas antes de desencadenar la enfermedad.
Esto es debido a que las fibras se quedan atrapadas en los pulmones o en otros tejidos del cuerpo, provocando irritación y daño con el tiempo, lo que conlleva el desarrollo de enfermedades graves como la asbestosis, un trastorno pulmonar crónico, diversos tipos de cáncer de pulmón y el mesotelioma maligno, un cáncer raro que afecta el revestimiento de los pulmones, el abdomen o el corazón.
Los síntomas del mesotelioma suelen ser inespecíficos y varían según la región del cuerpo afectada. En el caso del mesotelioma pleural, los pacientes suelen presentar dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos persistente, fatiga extrema, pérdida de peso inexplicada y, en algunos casos, pérdidas en el área torácica o acumulación de líquido en la pleura (derrame). pleural). Estos síntomas pueden confundirse fácilmente con las de enfermedades respiratorias comunes, como la neumonía o la bronquitis, lo que a menudo retrasa el diagnóstico.
Por otro lado, el mesotelioma peritoneal puede manifestarse con dolor abdominal, hinchazón, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y pérdida de peso. Algunos pacientes también experimentan problemas digestivos o una sensación de plenitud incluso después de consumir pequeñas cantidades de alimento. En casos avanzados, puede haber acumulación de líquido en el abdomen (ascitis), lo que genera una apariencia distendida y una incomodidad significativa.
Por lo que respecta al mesotelioma pericárdico, que es mucho más raro, puede causar síntomas como dolor en el pecho, dificultad para respirar, fatiga y arritmias cardíacas, ya que afecta directamente la función del corazón. Finalmente, el mesotelioma en la túnica vaginal puede presentarse con inflamación o masas indoloras en el área escrotal.
Dado que los síntomas del mesotelioma son tan inespecíficos y tienden a desarrollarse gradualmente, el diagnóstico temprano es poco común. Además, el largo período de latencia entre la exposición al asbesto y la aparición de los síntomas, que puede ser de 20 a 50 años, complica aún más la identificación temprana.
Esto significa que muchas personas pueden estar en riesgo sin darse cuenta, especialmente aquellos que trabajan en industrias donde el amianto era común antes de que se regulara su uso.
A lo largo del tiempo, y con el creciente conocimiento sobre los riesgos para la salud, muchos países han implementado regulaciones estrictas o prohibiciones completas sobre el uso del amianto. Sin embargo, en algunos lugares, todavía se permite su uso controlado en ciertas aplicaciones. La eliminación segura del amianto en edificios antiguos y sitios industriales sigue siendo un desafío importante, debido a que se necesitan equipos y procedimientos especializados para evitar la exposición.
Es por lo que el Ministerio de Sanidad de España ha establecido unas directrices para apoyar a los ayuntamientos en la elaboración de los censos municipales de amianto, según la obligación que deriva de la disposición adicional decimocuarta de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Fuente: www.diariodesevilla.es
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