Las consecuencias de la exposición al amianto (un producto cancerígeno usado masivamente en la industria y la construcción hasta su prohibición en 2002 en España) empiezan a visibilizarse en Cataluña. Las fibras que desprende el mineral al manipularse se incrustan en los pulmones y provocan, a la larga, graves dolencias respiratorias y cáncer de pleura y pulmón. Según el Departamento de Salud, los ingresos hospitalarios por asbestosis (una fibrosis pulmonar provocada por el amianto) se han disparado un 83% en 10 años. Los expertos apuntan, no obstante, que esto es sólo la punta del iceberg.
El amianto además de barato, es incombustible, aislante de calor y sonido, resistente a la corrosión química y a las torsiones era el material empleado durante buena parte del siglo XX como material de construcción para cubrir edificios y montar tuberías y tejados. Aunque desde los años 40 se conocían sus efectos nocivos, no fue hasta los primeros años del nuevo milenio que la Unión Europea (UE) prohibió su utilización.
Por el camino, sin embargo, el amianto ha dejado cientos de miles de víctimas, las mayoría no reconocidas. Su exposición provoca asbestosis (el pulmón se aprisiona y el paciente sufre continuas insuficiencias respiratorias), cáncer de pulmón y mesoteliomas (tumores de pleura), que son los más letales. Cerdanyola del Vallès, donde se ubicaba una de las fábricas más grande de amianto propiedad de Uralita S.A, es, según los pneumólogos, la ciudad española con mayor prevalencia de mesotelioma.
Si algo caracteriza a las enfermedades vinculadas al amianto es que su período de latencia puede durar 40 años. De ahí que los neumólogos auguren que el pico de diagnósticos todavía está por venir, en torno al año 2020, concretamente. Según la UE, de aquí a 2030, medio millón de personas morirán en Europa de cáncer por la exposición al amianto.
El consejero de Salud, Toni Comín, reveló ayer en una respuesta parlamentaria, que los pacientes con asbestosis ingresados en los hospitales del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) se duplicaron desde 2006. En 2015 se registraron 361 hospitalizaciones de 245 pacientes afectados por esta fibrosis pulmonar vinculada a la exposición al amianto.
Con todo, los pneumólos alertan de que la asbestosis va a la baja y se espera un repunte de los mesoteliomas. La asbestosis requiere una inhalación importante del amianto, por lo que suelen ser personas que han trabajado en estas empresas. Sin embargo, para desarrollar el mesotelioma no son necesarias grandes dosis, aunque tarde mucho en aparecer, explica el doctor Ramón Orriols, de la Sociedad Catalana de Neumología de la Academia de Ciencias Médicas. La mortalidad del mesiotelioma es altísima y en el caso de la asbestosis, aunque se cronifica, a largo plazo puede precisar de un trasplante o, incluso, por una insuficiencia respiratoria grave, puede causar la muerte.
Demanda millonaria
Las víctimas no se pueden calcular con precisión. Además de los trabajadores directos de las empresas que manipulaban el amianto, existen un grupo todavía mayor de víctimas pasivas: familiares de trabajadores que inhalaron el material nocivo a través de las fibras impregnadas en la ropa de trabajo o vecinos que vivían en un radio de dos kilómetros de las fábricas. Lo de los trabajadores ya está más avanzado a nivel jurídico pero con las víctimas pasivas vamos a rebufo del conflicto laboral, explica la abogada Esther Costa, del Colectiu Ronda. El despacho jurídico lleva 40 años litigando contra empresas que no cumplieron las normativas de protección de la salud. De hecho, la semana que viene, interpondrá una demanda contra Uralita S.A. por la que pide un total de cinco millones de euros para sus 14 representados, vecinos de Cerdanyola y Ripollet, y afectados por el amianto. Sólo en estos municipios, 900 personas han sido diagnosticadas con enfermedades vinculadas al amianto´.
Fuente: www.elpais.com
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/06/10/catalunya/1465581435_574993.html