Hace unos días contábamos la historia de Javier Escribano, un taxista que, tras sufrir una agresión durante su jornada laboral en 2007, perdió un ojo y quedó incapacitado para siempre para el ejercicio de su profesión. A Escribano le ha costado once años reinventarse, pero finalmente le ha sabido dar la vuelta a la situación y desde este verano regenta el bar Hemisferio en la plaza de San Francisco de Zaragoza.
El caso de Escribano no es único. A día de hoy en Aragón hay 2.458 personas que no pueden trabajar en lo que era profesión por culpa de las secuelas que les dejó un accidente laboral o de los síntomas de una enfermedad profesional que desarrollaron como consecuencia directa del desempeño su profesión. Once apenas tienen entre 25 y 29 años.
Son datos recientes y tangibles, pues son las pensiones por incapacidad permanente que abonó el pasado mes de octubre el Sistema de la Seguridad Social en Aragón dentro de los regímenes de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales.
Un reguero que no cesa
Solo el año pasado se registraron en Aragón 16.769 accidentes laborales. 32 personas murieron de esta manera: 28 en su puesto de trabajo y cuatro mientras iban de camino. A otras 90, que no fallecieron, la vida les cambió para siempre y fueron reconocidas como incapacitadas permanentes, por lo que nunca podrán recuperar su vida anterior. Desde el sindicato Comisiones Obreras señalan, además, que la mayor parte de estas incapacidades tardan años en reconocerse porque la víctima debe recurrir a los tribunales para acceder a este derecho.Más de lo mismo para quienes desarrollaron una enfermedad profesional inhabilitante. En 2017 se reconoció a 428 personas la baja temporal por enfermedad profesional. Aquí se incluyen las causadas por agentes tanto químicos como físicos, biológicos o carcinógenos -como el amianto-. Para otras 14, el nivel de gravedad o cronicidad obligó a darles también de alta como beneficiarios de una pensión por incapacidad permanente.Como Javier, la mayoría tienen reconocida una incapacidad permanente total, lo que significa que la discapacidad sufrida les inhabilita para desarrollar su profesión habitual, pero no para todos los oficios que existen. Es el caso de 2.181 personas que tienen una pensión algo más modesta que los reconocidos con incapacidad absoluta. El taxista que perdió un ojo pasó un largo periodo de recuperación y ha tenido que superar muchos obstáculos hasta volver a encontrar un hueco a su medida en el mercado laboral, pero finalmente ha podido rehacer su vida.Sin embargo, hay 198 personas en Aragón a los que los accidentes laborales o las enfermedades profesionales les han dejado sin la posibilidad de volver a ejercer nunca un oficio y a merced de la cuantía que se fije cada año para sus pensiones. A día de hoy, la pensión media de estas personas, según las Estadísticas del INSS, es de 1.825 euros.
Fuente: www.heraldo.es
https://www.heraldo.es/noticias/aragon/2018/12/03/los-accidentes-enfermedades-laborales-aragon-dejan-reguero-victimas-que-no-volveran-ejercer-profesion-1280425-300.html