El amianto pone en peligro la salud de miles de trabajadores en la Unión Europea. Las autoridades de los veintisiete Estados miembros de la Unión Europea son conscientes de la gravedad del problema y tratan de intensificar sus esfuerzos para evitar las nefastas consecuencias de un material presente en infinidad de construcciones en la UE.
"El riesgo de inhalar fibras de amianto es contraer cáncer y morir por ello. Es absolutamente necesario que la gente trabaje de forma segura", declara Katia Rozières, aprendiz de supervisión técnica del amianto.
"Lo que vamos a hacer aquí es instalar las bombas que nos permitirán captar las fibras de amianto en el filtro, para luego llevar la muestra al laboratorio y realizar un análisis, y calcular la exposición profesional de los trabajadores", explica uno de los encargados de velar por la seguridad de los trabajadores que trabajan en retirada de amianto.
Con los objetivos europeos en materia de cambio climático, se prevé la renovación de 35 millones de edificios, hasta 2030 (dato facilitado por la Comisión Europea), con el riesgo de exponer a muchos trabajadores al amianto. ¿Cómo se puede intensificar la lucha contra este material tóxico, que sigue presente en muchos edificios?
Para reforzar la seguridad de los trabajadores, la Comisión Europea propone reducir 10 veces el valor actual del límite de exposición profesional a las fibras de amianto. Este límite ya está en vigor en Francia. La periodista de Euronews, Fanny Gauret, ha viajado a la zona de Toulouse, para reunirse con profesionales de este sector.
En el norte de Toulouse, en una obra de retirada de amianto, Emmanuel, encargado de la descontaminación, nos explica las numerosas medidas de seguridad puestas en marcha.
"Para los trabajadores, existen equipos de protección individual y dispositivos de protección respiratoria. Esto depende del nivel de polvo y del análisis de riesgos de la obra. Además, hay una unidad móvil de descontaminación, vallas, un expositor, señalización y una zona de residuos", señala Emmanuel Pezet, albañil y jefe de descontaminación del amianto.
Francia dispone de un marco reglamentario muy estricto sobre los medios que deben aplicarse para la protección de los trabajadores y del medioambiente, en estas obras. Sistemáticamente, se realizan mediciones de polvo.
"Hay bombas medioambientales como esta, y también hay bombas a medida para los operarios, para controlar el cumplimiento del valor límite de exposición profesional", añade Emmanuel Pezet.
Cuando se inhalan, las fibras de amianto pueden provocar enfermedades graves, como el cáncer de pulmón. Afecciones que aparecen, por término medio, treinta años después de la exposición. A pesar de la incertidumbre, Florian se siente protegido.
"Yo no temo por mi trabajo porque estamos muy, muy bien supervisados. Somos los primeros en saber dónde hay amianto, en comparación con otros oficios en una obra, digamos, clásica y tradicional", declara Florian Thamalet, albañil y operario de retirada de amianto.
En Europa, actualmente, entre 4,1 y 7,3 millones de trabajadores podrían estar expuestos al amianto. El 97 % de ellos trabaja en la construcción, y un 2 % en la gestión de residuos.
¿Qué propone la Comisión Europea para proteger a estos trabajadores?, se pregunta la reportera, Fanny Gauret.
El amianto está prohibido en la Unión Europea desde 2005. Sin embargo, sigue causando muertes. Se estima que el 78 % de los casos de cáncer relacionados con el trabajo, están vinculados al amianto. Unas setenta mil personas murieron debido a la exposición al amianto en 2019.
Este material sigue muy extendido en los hogares y edificios de oficinas de Europa.
La principal amenaza se produce es cuando se altera, durante las obras de renovación.
Por ello, la Comisión Europea propone reducir diez veces el límite de exposición al amianto, en toda la UE.
El umbral pasaría de 0,1 fibras por centímetro cúbico a 0,01 fibras por centímetro cúbico.
La Comisión Europea también quiere ayudar a las ‘víctimas del amianto’, proteger a los trabajadores de la construcción y garantizar la eliminación segura del amianto.
Para investigar sobre este asunto, la autora del reportaje viaja con dirección al sur de Toulouse. En una empresa de gestión de riesgos profesionales, se reúne con Olivier, su director, en el centro de formación sobre el amianto. Allí enseñan a manejar los numerosos equipos de protección y descontaminación. La compañía también analiza muestras tomadas en las obras para comprobar el número de fibras de amianto en el aire.
"Requiere muchas técnicas que poner en práctica, y equipos muy específicos y de alto rendimiento. Contamos con diez años de experiencia en Francia, respecto a este índice que está a punto de introducirse en la Unión Europea. Ha costado tiempo alcanzar este porcentaje. Para bajar más la tasa, hará falta cierto tiempo, nuevas tecnologías, más formación, etcétera", afirma Olivier Heaulme, director ejecutivo de Aléa Contrôles.
En Francia, el amianto es responsable de entre 3 000 y 4 000 ‘enfermedades profesionales’ al año. La formación es obligatoria para todos los oficios de la construcción, pero algunos trabajadores la ignoran.
"La formación es fundamental. Sin formación no podemos protegernos del amianto; hace que los trabajadores sean conscientes de los riesgos. Hay técnicas y automatismos que hay que desarrollar para protegerse, y estos automatismos precisan una formación recurrente", añade Olivier Heaulme, director general de Aléa Contrôles.
Katia, supervisora técnica de amianto, desde hace un año, está actualizando su formación. Ensaya las acciones que le permitirán gestionar los riesgos en las obras.
"Tenemos la responsabilidad real de garantizar la seguridad de las personas, en relación con esto, y es importante poder poner a disposición todos los medios que pueda haber. Existen muchos elementos, pero tenemos que asegurarnos de que se respetan en la obra", sostiene Katia Rozières, aprendiz de supervisión técnica del amianto.
La actualización de la Directiva sobre el amianto en el trabajo, propuesta por la Comisión Europea para proteger mejor a los trabajadores, va acompañada de varios fondos europeos existentes.
Pero, ¿son suficientes estas medidas para hacer frente a este grave problema de salud pública? En Bilbao, Fanny Gauret conversa sobre ello con William Cockburn, director en funciones de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA).
"Hoy en día, estamos asistiendo a muertes relacionadas con exposiciones que tuvieron lugar en los años ochenta y noventa. Cuando renovamos o realizamos obras de construcción, corremos el riesgo de volver a exponer a los trabajadores al amianto. Necesitamos procedimientos adecuados. Necesitamos una legislación sólida, como la que se ha propuesto, en la que se recomienden medidas técnicas adecuadas", señala William Cockburn.
¿Qué le parece la propuesta de la Comisión Europea de reducir el límite de ‘exposición profesional’ a las fibras de amianto?, pregunta Fanny Gauret.
"Las fibras de amianto son cancerígenas. Y, como tales, no existe un nivel de exposición totalmente seguro. Cuantas más fibras se respiren, mayor será el riesgo de desarrollar una enfermedad. De hecho, la legislación obliga a los empresarios a reducir la cota de exposición al nivel técnico más bajo posible. Por tanto, el límite de exposición no es un límite aceptable. En realidad, es un umbral superior. Al establecer un límite diez veces más estricto, deberíamos prever unos niveles de protección bastante mayores para los trabajadores comunitarios, pero eso debe ir acompañado de una mayor sensibilización, de orientaciones y medios, y de adecuados procedimientos y estrategias", indica el director en funciones de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA).
Muchos sindicatos consideran que el límite de exposición debería ser cien veces inferior, para proteger eficazmente a los trabajadores, sugiere la periodista.
"Bueno, se trata de una cuestión difícil, que la Comisión Europea ha abordado mediante estudios bastante amplios. Llega un momento en el que te acercas al límite de base. Aquí, en Bilbao, respiraremos fibras de amianto en una concentración muy baja. Así que, realmente hay que encontrar un límite práctico", afirma William Cockburn.
¿Cuáles serían los costes de aplicación de estas medidas?, quiere saber la reportera.
"El estudio estima que estos costes no son tan elevados y que, en su mayoría, podrán repercutir en los consumidores. Por supuesto, habrá algunos costes para los Gobiernos, ya que tendrán que formar a los servicios de inspección y crear nuevas instalaciones de laboratorio para detectar estos niveles más bajos. Pero todos estos costes resultan insignificantes si los comparamos con el ahorro que supone para la sociedad, la reducción de la pérdida de productividad, de los costes de tratamiento y hospitalización, y de las indemnizaciones; y, quizá, lo más importante de todo, el coste en sufrimiento humano que estamos observando", concluye el director en funciones de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA).
Para que este nuevo límite sea obligatorio en toda la Unión Europea, el Parlamento y el Consejo de la UE tendrán que llegar a un acuerdo, que ayude a proteger mejor a los trabajadores contra el cáncer.
Fuente: www.es.euronews.com
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