Qué puedo decir yo que no se haya dicho sobre José María Iñigo. Un trabajador incansable que comenzó a los 17 años como “locutor de inglés” en radio Bilbao y, que como él mismo predijo, murió “con los botines puestos” a los 75 años de edad.
Una de las características más destacadas de su personalidad fue la osadía. A los 12 años, topó con un tratado de inglés que se aprendió de memoria, un pequeño libro que posiblemente marcó su futura vida profesional.
Por aquella época en nuestro país casi nadie hablaba idiomas y él hablaba inglés correctamente. Con tan solo 17 años le aceptaron “como locutor de ingles” en un programa de Radio Bilbao llamado “Aquí Bilbao” en el que empezó su aventura en los medios de comunicación. Al principio, le dieron cinco minutos cada dos semanas, pero poco después pasó a tener quince minutos semanales y al cabo de tres meses ya tenía una hora diaria de programa.
Engrandecido por el éxito en Bilbao y después de que le negaran trabajo en Radio Madrid, otra vez su osadía se alió con él y se fue de excursión a Londres donde sobrevivió con el poco dinero que había ahorrado a base de comer exclusivamente tortillas de patatas. Allí un día, casi por azar, contactó con un gitano catalán llamado Peret, que le presentó al director internacional de CBS en Londres. “Fue el favor más grande que me han hecho en mi vida” -dijo- y así consiguió un puesto en la anhelada BBC donde por fin llegó el primer día que pudo decir, en ingles, con voz temblorosa “desde los estudios de la BBC de Londres, os habla José María Iñigo”.
Año y medio después volvió a España, pero esta vez como locutor oficial de la BBC. Por supuesto al regresar le contrataron y empezó a trabajar en Radio Madrid como presentador de un programa musical que se llamaba El Musiquero. Después, con El Gran Musical, pronto se convirtió en la “terrorífica pantera de la música española” consiguiendo hacer una radio joven, de mucha calidad y con un gran éxito de audiencia. Así se hizo famoso.
De la radio pasó a Televisión Española. Fue el primer gran creador de formatos que combinaban entrevistas y música en directo. Por su estudio pasaron desde Rita Hayworth hasta Johnny Weissmuller, el legendario Tarzán, pasando por el famoso doblador de cucharas Uri Geller o incluso un tipo que aseguraba haber hablado con extraterrestres.
La historia de la Televisión Española le debe un lugar de honor a Íñigo. Programas como Estudio Abierto, en el que llegó a superar los treinta millones de espectadores, Directísimo, Esta Noche Fiesta, Hoy 14:15 o Fantástico, entre otros, supusieron una irrupción renovadora que enganchó a los telespectadores desde 1968 hasta 1985. Volvió en el año 2004 con el programa Carta de Ajuste, junto a Minerva Piquero, y de forma esporádica como colaborador en diferentes programas: Eurovisión, Aquí la Tierra, Hora Punta,… En 2017 presentó por última vez el Festival de Eurovisión. Al año siguiente falleció.
Su capacidad de trabajo estaba fuera de duda. Su esfuerzo por conseguir unos programas dignos y a la altura de cualquier televisión del mundo era evidente. Éxito que consiguió en base a tesón, esfuerzo y horas, muchas horas en los estudios de Prado del Rey. Prueba de ello fueron los numerosos premios que obtuvo, entre los que se encuentran el Premio Ondas al mejor presentador de televisión en 1971, seis TP de Oro, una Antena de Oro y el Premio a Toda una Vida de la Academia de Televisión, ambos en 2010.
José María Íñigo se encontraba en óptimas condiciones de salud hasta finales del mes de diciembre de 2015, cuando precisó ser ingresado al presentar una extraña dificultad respiratoria. Durante el ingreso hospitalario se evidenció la presencia de un derrame pleural procediéndose a realizarle una batería de pruebas médicas al objeto de averiguar el origen y alcance de éste.
El diagnóstico fue que padecía un mesotelioma maligno. A partir de ese momento todo fue de mal en peor. Pese a las constantes sesiones de quimioterapia, su empeoramiento fue progresivo, teniendo que volver a ingresar en numerosas ocasiones, hasta que falleció el 5 de mayo de 2018 a consecuencia de dicho mesotelioma.
A raíz de su muerte hay que hacerse algunas preguntas:
La primera: ¿qué es el mesotelioma? El mesotelioma maligno es un tumor, poco frecuente en la población general, asociado exclusivamente al amianto. Decir mesotelioma significa decir amianto.
La segunda es: ¿qué relación tenía José María Iñigo con el amianto? Aunque parezca extraño, la respuesta a esta pregunta es fácil.
Los estudios de TVE en Prado del Rey fueron inaugurados en 1964. El Estudio 1 tenía una superficie de 1.200 metros cuadrados, lo que le convertía en uno de los platós más grandes de Europa. Para evitar que el ruido se filtrase desde el exterior a los estudios, y que la acústica en cuestión de absorción fuera lo mas óptima posible, se decidió, que las paredes y techos se cubriesen con un proyectado de un aglutinante y fibra de amianto (crocidolita), que solucionó gran parte del problema acústico.
Rápidamente el mortero se empezó a deteriorar, como se deterioran todos los flocages, habiendo testigos que indicaban que en los años 70 y 80 “los programas cara al público, cuyas ovaciones provocaban vibraciones en la estructura del plató, hacían que una fina «llovizna» de polvillo grisáceo, perfectamente visible a través del haz de los focos, cayera sobre los trabajadores y sobre el resto del personal allí presente”. El polvo al que se refieren era fundamentalmente fibras de crocidolita (anfiboles), la variedad de amianto más peligrosa para los seres humanos. Pero no solo había un proyectado deteriorado y friable de mortero con amianto en todas sus naves, si no que la mayoría de los efectos especiales se realizaban con polvo y cartón de amianto, por lo que todos y digo todos los trabajadores han estado en situación de riesgo grave por la inhalación de sus fibras.
Según trabajadores de TVE, el día que se determinó el cierre de los míticos estudios para ser desamiantados, fue el último que se tuvieron noticias de Espinete el mejor amigo de Don Pimpón, así como las 30.000 prendas, que se calcula que podía haber. Según los sindicatos, es imposible saber lo que se ha llevado al vertedero porque los restos, al contener amianto, iban encapsulados.
En los años 80, se intentó encapsular el amianto por diferentes sistemas y lo único que hicieron fue crear una barrera parcial y provisional para evitar que las fibras desprendidas cayesen directamente sobre las personas que ocupaban los estudios.
En el año 2003 y posteriormente en 2005 se hicieron tomas de muestras ambientales con encapsulamientos que, si bien no solucionaron el problema, si consiguieron mitigarlo, obteniéndose unos resultados que indicaban que no se superaban los límites de exposición ambiental permitidos, pero concluyen que había que desamiantar.
El 19 de octubre 2011, el Consejo de Administración de RTVE, conscientes del riesgo generado, decidió desamiantar e incluso derribar varios de los estudios afectados por la presencia de amianto, en muchos de los cuales, Iñigo trabajó durante años, incluida La Casa de La Radio, donde acudió en numerosísimas ocasiones, como colaborador del programa No es Un Día Cualquiera. El presupuesto previsto para el desamiantado, la demolición y la obra nueva ha supuesto más de 70 millones de euros.
A pesar de que la relación causa efecto es obvia, el trabajo en RTVE mató a José María Iñigo. El mesotelioma que le causó el fallecimiento fue, sin duda alguna, de origen profesional, derivado exclusivamente de su trabajo en RTVE. La Empresa, la Seguridad Social y la Mutua de Accidentes de Trabajo, con la ayuda de una Inspectora de Trabajo que realiza un informe totalmente partidista e inconsistente, en el que osa culpar del mesiteliona al padre de Iñigo por haber trabajado en una empresa de ruedas y la posibilidad de llevar las fibras de un hipotético amianto a su casa, sin exponer ningún argumento destacable, le deniegan algo tan de pleno derecho como es la calificación de Enfermedad Profesional. Algo habitual, por desgracia en estos casos, para muchos trabajadores que fallecen a causa de esta enfermedad profesional sin que sus derechos mas básicos sean reconocidos.
Iñigo, al ser informado por los médicos de su enfermedad y el origen de la misma, se puso en contacto con la Dirección de RTVE para ver de qué manera afrontar esta situación. La respuesta fue que, aun sabiendo que había más casos similares al suyo, la única alternativa que existía para reclamar el reconocimiento de Enfermedad Profesional era presentar una demanda contra la Corporación. En un primer momento fue reticente, pero finalmente decidió poner en marcha el proceso. Proceso del que no ha podido ver su final.
Desde su fallecimiento, su familia, representados por el despacho legal experto en amianto “OPAMIANTO”, ha continuado con el proceso que él inició y es ahora cuando tras numerosos aplazamientos, finalmente se va a celebrar el juicio en el que se solicita la declaración de Enfermedad Profesional. El juicio se celebrará en los Juzgados de lo Social e Madrid a finales del presente mes de enero.
Fuente: www.diario16.com
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Si le gustaría conocer sus derechos, si está interesado en conocer las acciones judiciales que puede ejercitar o si tiene información sobre otros casos que quisiera compartir con nosotros, por favor rellene el pequeño cuestionario y un miembro experto de OPAMIANTO se podrá inmediatamente en contacto con usted.
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