Es de justicia

Hace casi 20 años que Ferrol empezó a tomar conciencia de las dramáticas consecuencias derivadas del uso que se había realizado del amianto en distintos sectores, pero principalmente en el naval. En todo este tiempo, nos hemos visto en la triste obligación de familiarizarnos con términos como la asbestosis o el mesotelioma pleural y a comprobar, también desgraciadamente, como siguen sin desaparecer las reticencias de algunos que aún siguen empeñados en negar la mayor sobre la contaminación que han sufrido muchos trabajadores. Los mismos que han pagado con sus vidas, en el peor de los casos, y con su salud, en el mejor, su compromiso con sus puestos. Pero mientras que nuestros gobernantes hacen que nos miremos en el espejo de nuestros vecinos europeos para advertirnos de por dónde tienen que ir las tijeras de los recortes, giran la cabeza cuando deben situarse al nivel de los que han asumido el daño que han causado a sus ciudadanos el uso de ciertas sustancias dañinas en el ámbito laboral. Así, mientras en otros países existe un fondo de compensación para las víctimas, en España, y eso lo saben bien en los juzgados ferrolanos, muchos trabajadores han tenido que recurrir a los tribunales hasta para que se les reconozca su enfermedad profesional. Se somete a los afectados al castigo de sentarse en un banquillo y parecer sospechosos. A escuchar acusaciones. Y así van dos décadas. La petición del fondo de compensación para las víctimas vuelve al Congreso, en donde ya ha estado varias veces y en donde la oposición lo defiende cuando no gobierna y viceversa. La justicia es lenta. Aquí se han sobrepasado todos los plazos. Fuente: www.lavozdegalicia.es http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ferrol/ferrol/2017/02/09/justicia/0003_201702F9C12991.htm