Para conocer el impacto del amianto en el naval, ¿cuántos pacientes llegan a esta consulta?
Atendemos a unos 1.300 pacientes al año y más del 90% proceden de los astilleros. En 2002, CCOO nos pasó un primer listado de 365 trabajadores. Pero en 2008, Navantia envió al Sergas la lista definitiva de más de 5.000 antiguos operarios —porque a los activos les vigila la salud la empresa— y a partir de ahí el crecimiento fue exponencial. Dos años antes se había aprobado el Real Decreto con las disposiciones mínimas de seguridad y salud para trabajos con riesgo de exposición al amianto.Y desde 2019 somos la unidad de referencia autonómica de patologías por amianto.
Agavida calcula que entre 2008 y 2018 fallecieron 200 personas solo en esta ría por el amianto.
No tenemos un cómputo de todos los pacientes ni de todos los fallecidos desde que empezamos con la consulta en 2002. Pero seguramente la cifra de muertes sea mayor, porque a Agavida no llegan todos los expedientes.
En una entrevista de hace cuatro años, usted indicaba que más del 70% de trabajadores del naval estaban enfermos por este material.
Ese porcentaje del 70% lo vemos solo en las radiografías de tórax.Pero en los TAC aumenta a entre el 80 y el 90% de los trabajadores del naval, es una cifra más real de la incidencia del amianto.
¿Ese dato no es una barbaridad?
Sí, sí, lo digo yo. Es una barbaridad. El mejor indicador de la patología por amianto es el mesotelioma. Y la incidencia en el área sanitaria es altísima comparada con otras zonas de España, porque el mesotelioma es muy excepcional en la población y aquí vemos entre 9 y 10 casos al año. Hay neumólogos que en su vida han visto un mesotelioma y en Ferrol 10 al año. La tendencia la vemos más acusada desde hace dos o tres años.
¿Estamos en el pico más alto del impacto del amianto en el naval?
Estamos en el pico de afectados debido al período de latencia del amianto, no sabemos cuánto durará. Es una de las zonas con más índice de mesoteliomas de Europa, porque España fue uno de los últimos países en prohibir el amianto.
Y entre los pacientes hay mujeres que no trabajaron en el naval.
Tuvimos y tenemos mujeres en consulta, enfermas por lavar buzos de familiares trabajadores. Aparecen con placas pleurales, y hubo una mujer con mesotelioma. De A Coruña llegan muchos antiguos trabajadores del naval enfermos. En Vigo el impacto fue menor, el amianto tenía mayor presencia en buques de gran porte como los que se hacían en el norte gallego —petroleros, gaseros, sobre todo los barcos militares tenían una fuerte presencia de amianto en su construcción—. Además del naval, hay afectados en la Armada —militares a bordo de esos buques construidos con amianto son tratados en el ISFAS, nosotros atendemos a personal civil pero son minoría—, mecánicos de coches, personal de aislamiento y albañiles.
¿Con qué panorama se encontró al llegar a Galicia?
No me imaginaba esta situación en los astilleros de Ferrol: entre el 80 y el 90% de los trabajadores de todos los estamentos estaban afectados por la exposición al amianto. Había amianto por toda la factoría, tanto a bordo de los buques como en los talleres. Hemos tenido hasta guardajurados enfermos.
¿No hay un área más dañada?
No. Distinguimos entre exposición directa de los que manipulaban amianto de la indirecta de los que andaban por la zona. Y al final estaba todo el mundo expuesto. Para padecer un mesotelioma no se necesita una dosis mínima de amianto, lo que importa es el tiempo de latencia. A mayor tiempo de latencia, más probabilidades de sufrir mesotelioma o placas pleurales. Cualquier exposición al amianto es peligrosa y lo vimos con las mujeres que lavaban buzos. En asbestosis y cáncer de pulmón, sí que hay una relación entre dosis y efecto.
¿Con qué exposición media al amianto llegan los trabajadores?
El tiempo medio con el que llegan a consulta es de 20 años de exposición, y el período de latencia desde esa exposición hasta la aparición de la dolencia también es de 20 años. Por eso es más probable ver placas pleurales en gente de 80 años que de 60.
¿El COVID incidió en estas enfermedades?
No hemos visto una mayor prevalencia de COVID en pacientes con enfermedades respiratorias, los factores de riesgo han sido otros como obesidad o hipertensión. También estos pacientes se protegían más y usaban corticoides, que protege contra el COVID.
¿Qué pasa con el tabaco?
La principal causa de cáncer de pulmón a nivel global es el tabaco. Cuando el amianto se junta con el tabaco, el efecto aumenta: unos autores hablan de efecto multiplicativo y otros de aditivo. Pero el tabaco no tiene absolutamente nada que ver con las placas pleurales y la asbestosis.
¿Qué protocolo se sigue con estos pacientes?
Todo trabajador que haya estado expuesto al amianto debe dirigirse al médico de atención primaria, que le pedirá una radiografía, una espirometría y una historia laboral. Si ve alteraciones, se derivará a la consulta monográfica. Aunque haya un listado, cualquier expuesto debe dirigirse al médico y no pueden esperar en casa a que los llamen. Recordemos que en el listado de Navantia no estaban las auxiliares.
¿Cómo actúa este material cancerígeno en los pulmones?
Las fibras de amianto tienen el tamaño y la forma ideal para que entren en los pulmones y no salgan. Es como si una esquirla de metal entra en la piel y empieza una cicatrización en el entorno si no se extrae. Algo similar ocurre con las fibras de amianto, el pulmón es incapaz de eliminarlas y cicatriza alrededor hasta que aparecen las enfermedades: placas pleurales o fibrosis en la pleura, asbestosis o fibrosis en el pulmón, hasta problemas tumorales. Con el amianto también está relacionado como enfermedad profesional el cáncer de laringe.
Esta problemática vuelve a estar de actualidad con el caso de Rafael Pillado.
Él sabía todo lo que implica el amianto como vicepresidente de Agavida y una de las primeras personas en pedir esta consulta. Muchos trabajadores ya saben a lo que se enfrentan. De todos modos, yo creo que en el futuro el cáncer será una enfermedad crónica con la que podrás convivir.
¿Qué papel jugó la empresa?
La empresa incumplió claramente su normativa de protección de trabajadores, que ya tenía límites muy permisivos: entonces ese límite incumplido era de 0,25 fibras por centímetro cúbico y ahora de 0,001. Lo mejor es que se apruebe cuanto antes el fondo de compensación, que ya hay en Inglaterra y Francia, porque es terrible que un trabajador tenga que demostrar en juicio que tiene placas pleurales por el amianto.
Fuente: www.laopinioncoruna.es