El talco, un mineral utilizado como ingrediente en productos cosméticos y polvos corporales, ha sido catalogado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) como probablemente cancerígeno. Concretamente lo ubica en el nivel 2A, el segundo escalafón más alto dentro de su pirámide de identificación de riesgo.
En qué se basa esta clasificación
Detrás de este "ranking" de la IARC lo que hay son una serie de estudios de diversa índole que buscan cuantificar la relación entre la exposición a ciertos productos o factores y el riesgo de desarrollar cáncer. Estos son los diferentes grupos:
Grupo 1 (carcinógeno para el ser humano: hay pruebas suficientes). Es en este grupo donde se sitúa, por ejemplo, el tabaco, el alcohol, la radiación solar, el amianto o los rayos X.
Grupo 2A (probablemente carcinógeno: la evidencia no es concluyente). Aquí se sitúa, por ejemplo, la carne roja no procesada, el plomo, algunos herbicidas, el formaldehído de los inciensos aromáticos, la infusión de mate...
Grupo 2B (posiblemente carcinógeno: hay algunas pruebas pero lejos de ser concluyentes). Incluyen, por ejemplo, el extracto de aloe vera, algunas micotoxinas e incluso el uso del teléfono móvil.
Grupo 3 (sin prueba alguna de que cause cáncer).
Grupo 4 (probablemente no carcinógeno).
Resultados de la evaluación del talco
Un grupo de trabajo de 29 expertos internacionales han revisado “exhaustivamente” la literatura científica disponible y han clasificado el talco como "probablemente cancerígeno para los humanos" (Grupo 2A), basándose en una combinación de:
1. Evidencia "limitada" sobre el cáncer en humanos (para el cáncer de ovario)
La evaluación ha tenido en cuenta que hay diversos estudios que han mostrado un aumento en la incidencia de cáncer de ovario en mujeres que recordaban haber usado el talco corporal en la región perineal como producto de higiene íntima. Aunque este uso no es habitual en nuestro entorno, hace algunas décadas el polvo de talco sí que era un producto de higiene íntima femenina muy utilizado en países como Estados Unidos. No obstante, hay una limitación importante: aunque la evaluación se ha centrado en el talco que no contenía amianto (un componente también conocido como asbesto, que por sí mismo tiene un efecto cancerígeno demostrado), en la mayoría de los estudios realizados en seres humanos expuestos no se pudo excluir la contaminación del talco con amianto. También se ha observado una mayor tasa de cáncer de ovario en estudios que analizaban la exposición ocupacional de mujeres expuestas al talco en la industria de la pulpa y el papel, pero no se pudo excluir la confusión por la exposición simultánea al amianto, y el aumento de la tasa se basó en un pequeño número de cánceres de ovario en esos estudios ocupacionales.
2. Evidencia "suficiente" de cáncer en animales de experimentación
En animales de experimentación, el tratamiento con talco provocó un aumento de la incidencia de tumores malignos en las hembras (de médula suprarrenal y de pulmón) y una combinación de neoplasias benignas y malignas en los machos (en concreto, en su médula suprarrenal) de una especie (rata).
3. Evidencia mecanicista "sólida"
Este tercer tipo de estudios, más próximos a la ciencia básica, muestran que el talco comparte algunas de las características clave de los agentes carcinógenos en células humanas, incluida la inducción de inflamación crónica y la alteración de la proliferación celular, la muerte celular o el suministro de nutrientes.
El uso cotidiano del talco
El talco, o silicato de magnesio hidratado, es un ingrediente relativamente común en cosméticos: desde los polvos de talco para el cambio de pañal, hasta numerosos maquillajes o polvos compactos, coloretes, sobras de ojos o desodorantes.Sus funciones como cosmético son entre otras, como agente abrasivo, absorbente, antiaglomerante, opacificante, y protector de la piel. El riesgo reconocido hasta el momento por la regulación de cosméticos se centra en la posibilidad de inhalación, de ahí que esté restringido en el reglamento cosmético europeo y se le exija añadir la advertencia de "Mantener el polvo alejado de la nariz y la boca de los niños" en el etiquetado de los productos en polvo destinados a niños menores de 3 años. El talco para uso cosmético tampoco debe contener amianto o asbesto, sustancia claramente cancerígena expresamente prohibida en el reglamento de cosméticos.Si se quiere evitar su uso se puede optar por otros ingredientes.
De hecho, ya empieza a ser sustituido, por ejemplo, por almidón de maíz.Esta nueva clasificación de la IARC, junto a las cuestiones que tiene abiertas este ingrediente, podría endurecer su uso en cosméticos.
Fuente: www.ocu.org
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