El amianto o asbesto era uno de los aislantes más requeridos en el siglo XX. Fue utilizado en la construcción para tejas, azulejos o cañerías, en los automóviles en embragues o frenos, e incluso en los trajes de los bomberos, por su capacidad de resistir altas temperaturas. Sin embargo, los años han descubierto que es un peligro para la salud.
Cuando acaba su vida útil, después de unos 30-35 años, libera las microfibras de las que está compuesto, y aquellos que las inhalan acaban desarrollando en la mayoría de los casos cánceres que hasta ahora no tienen cura. “Puede provocar asbestosis por fibrosis en personas que se exponen levemente. "En muchos casos piensan que tienen asma, pero no, es fibrosis pulmonar por el amianto”, señala el Dr. Sebastián del Busto, responsable Prevención y Promoción de la Salud en la Asociación Española Contra el Cáncer. Pero, sobretodo “cáncer de pulmón conocido como mesotelioma”.
Se trata de un tipo de cáncer agresivo y mortal que se produce en la capa delgada del tejido que recubre la mayoría de los órganos internos. “El mesotelioma es la primera enfermedad por exposición de amianto. Un tumor de la pleura (el tejido que rodea los pulmones) sobre el que no hay un tratamiento efectivo que lo cure. Más de la mitad de los pacientes que diagnosticamos ya tienen metástasis. En su caso no podemos hablar de curación”, señala la Dra. Laura Mezquita, oncóloga del Hospital Clínic de Barcelona y miembro del grupo de trabajo de Cáncer, Trabajo y Medioambiente de la Sociedad Española Oncológica de Médicos (SEOM). Además del mesotelioma, el amianto se relaciona con tumor de laringe e incluso de ovario.
En España se prohibió el amianto en 2001, en ese momento la empresa Uralita dejó de construir y fabricar con él. Veinte años después hay unas leyes sueltas que tratan el desamiantado o la compensación económica, pero se calcula que todavía hay 2,6 millones de toneladas de amianto en el país, según el estudio publicado en la revista Environ Res Public Health “Global asbesto disaster”. Este estudio también dice que por cada 20 toneladas de asbesto se produce un fallecimiento. A eso se suma que es ahora cuando se está empezando a agotar su vida útil, y que las personas expuestas a ello desarrollarán décadas después el cáncer.
Por eso, se calcula que en España alcanzaremos la cifra total de 130.000 fallecidos en 2050, y un 40% de ellos aún está por llegar. Lo que supone un desastre global. En 2019 se estimaba que en Europa morían cada año 88.000 personas, lo que representa el 55- 85 % de los cánceres de pulmón en el trabajo. Por eso diferentes sociedades como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la SEOM o la Asociación Española de Pediatría (AEP) se han unido en un manifiesto para pedir una Ley Integral del Amianto. “Es necesario, urgente e inaplazable trasladar el concepto de que la salud es lo primero, al contexto del amianto. Hoy estamos a tiempo de salvar decenas de miles de vidas y de evitar prolongar la pandemia de casos de cáncer y otras enfermedades derivadas de la exposición al amianto”, reza el documento.
AMENAZA PRESENTE Y FUTURA
“Se trata de salvar vidas, de retirar el amianto para evitar muerte e invertir en investigación para que exista un tratamiento para la enfermedad que la exposición al amianto provoca”, explica Leonardo Visconti, uno de los firmantes del manifiesto. “No es el problema de la gente de Ferroll, de los artilleros… es un problema en el colegio de nuestros hijos, en muchos caso estudian debajo de techos con amianto, de uralita, y se exponen a ello”.
Se trata de una herencia envenenada para nuestros hijos y nietos, recordemos que el 40% de las muertes que se estiman que se producirán hasta 2050 por amianto todavía no se han producido. Es decir, en los próximos treinta años más de 40.000 personas morirán por el amianto, lo que son más de mil fallecimientos por año hasta entonces. Y de momento las muertes por el mesotelioma son inevitables por una falta de cura y de investigación.
Por eso el manifiesto para una ley integral establece cuatro ejes, como explica Visconti: un censo e identificación de los lugares donde hay amianto para eliminarlo y que se haga con las técnicas correctas, un fondo de compensación a las familias que han perdido alguno de sus miembros por el amianto y el abordaje de una investigación sobre el elemento cancerígeno y el cáncer que desarrolla para hacerlo “curable”.
“Ahora mismo, por mucho que hagamos un seguimiento de los expuestos, lo único que nos permite es identificarles, darles un tratamiento para paliar los síntoma, pero no hay cura”. Con la ley se busca que “tengamos unas medidas suficientes para que las personas que están expuestas puedan tener un seguimiento médico y que los oncólogos lleguemos a esos pacientes que desarrollan enfermedades del amianto, que se les traten con equidad y un tratamiento de calidad en cualquier lugar de España”, destaca la Dra. Laura Mezquita.
“Es vergonzoso la falta de control administrativo que hay en el desamiantado, que en muchos casos lo retiran empresas que no cumplen con la normativa. El amianto retirado se encuentra en vertederos sin ningún tratamiento ni se destruye como lo hacen en otros países como Francia. Y todo ello cuesta vidas”, incide Visconti. “Este país ha guardado el amianto debajo de la alfombra, y es una bomba de relojería”, concluye.
Fuente: www.consalud.es
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