Permítasenos dar comienzo al presente texto, aludiendo a varias perogrulladas.
Es evidente, que para que los trabajadores puedan cobrar sus salarios, con los que mantenernos todos, y que los empresarios puedan también obtener sus beneficios, la primera condición ineludible, es la de tener que estar todos vivos, y que, por lo tanto, nada es más importante, que esa condición previa, que nos puede y debe concernir a todos nosotros.
Preestablecido lo cual, nos centraremos, de forma específica, en tres condicionantes, que, de forma prominente y casi exclusiva, vienen a conformar el foco de la atención nuestra:
A– Las patologías asbesto-relacionadas, en su doble vertiente, de enfermedades laborales, y de originadas por una etiología medioambiental.
B– La silicosis.
C– Los accidentes laborales.
No es, por nuestra parte, una selección de patologías, hecha al azar. Toma en consideración, por el contrario, el elevado número de afectados -potenciales y/o ya consumados-, y su respectivo resultado final, frecuentemente mortal.
Si mal no recuerdo, nuestra admirada Yolanda Díaz, abogada laboralista -recordémoslo-, en su contacto con los principales sindicatos españoles, y concretamente por lo que respecta al amianto, les vino a decir, algo así como que “eso ahora no toca abordarlo”, o alguna otra frase similar. Esa fue, al menos, la versión que a mí se me transmitió, y que llegó a mi conocimiento.
Ciñéndonos inicialmente al caso del amianto o asbesto, permítasenos rememorar aquí y ahora, todo el conjunto de enfermedades, cuya etiología respecto del susodicho contaminante, ha quedado establecida, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS / WHO).
Sorprende, verdaderamente, tanto su alto número, como la entidad de algunas de ellas.
Véase, al respecto, el contenido de mi trabajo publicado:
Francisco Báez Baquet, "El laberinto del Amianto", Rebelión 24/11/2022
Pasemos ahora, a ocuparnos seguidamente, de lo relativo al caso de la silicosis.
Sobre dicha enfermedad, es oportuno traer aquí a colación lo dicho en el trabajo publicado, de Sofía Lázaro: “La silicosis en Euskadi... ¿es el nuevo amianto?”, de cuya fuente tomaremos los siguientes párrafos:
“Esta semana la Seguridad Social reconocía la contingencia profesional por silicosis, a un trabajador, de una marmolería de Álava, con incapacidad permanente absoluta, desde 2015.
El afectado, había trabajado en esta empresa, desde 1997 hasta 2015, cuando causó baja, al reconocerle la incapacidad permanente absoluta, derivada de enfermedad común, que no de silicosis, pese a los antecedentes de esta enfermedad, reconocidos en su empresa.
Ocho años después, un Juzgado de lo Social, ha reconocido el derecho de este trabajador vasco, al cobro de una indemnización de 70.000 euros, al considerar inequívoca la relación de la enfermedad, con la actividad laboral en la empresa.
Este caso, es uno de los cientos de ejemplos que, once años después de que empezaran a salir los primeros afectados por el polvo de sílice, y tres, de que estos fueran declarados elementos cancerígenos, han disparado las alarmas, ante lo que algunos expertos llaman “el nuevo amianto”.
A esta avalancha de casos, en los últimos años, se le suma el conocido ‘Caso Cosentino’, del gigante del silestone almeriense, que finalmente, hace un mes, admitía su responsabilidad, por la silicosis, en trabajadores del mármol, en todo el país”.
A propósito de la silicosis, finalmente, véase todo lo que se decía en:
Respecto de los accidentes laborales, es oportuno tomar en consideración lo publicado, también por Jesús Uzkudun, en relación con el rol asumido por las mutuas patronales, en su énfasis por hacernos comprender su condición de “zorra, puesta a guardar las gallinas”, o de “pirómano bombero”. Véase, en efecto, el contenido de su trabajo:
Diremos, finalmente, que, en nuestra opinión, todas estas cuestiones no han quedado debidamente resaltadas, ni siquiera sea con la condición de un mero indicio, por parte de la abogada laboralista Yolanda Díaz, en el texto de su brillante discurso de presentación de su candidatura a la Presidencia del Gobierno.
Fuente: www.sinpermiso.info
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