La actitud negacionista del INSS de Álava siempre ha sorprendido a sindicalistas y a víctimas del amianto. La Inspección de Trabajo de Euskadi tampoco se queda corta cuando se trata de negar los derechos de estos trabajadores. Parece increíble, pero hay varios casos en los que el INSS de Álava ha desestimado las reclamaciones de enfermedad profesional a trabajadores que contaban con informes favorables de OSALAN y ha llegado a contradecir, incluso, el informe positivo de sus propios equipos de valoración. Tampoco parece verosímil que la Inspección de Trabajo rechace el incremento de prestaciones por enfermedad profesional a trabajadores a quienes los tribunales, previamente, les han reconocido daños y perjuicios por haber estado expuestos a amianto. Sin embargo, esto también está pasando. Es como si hubiera una maquinaria administrativa que trabajara para agudizar lo que ya es extraordinariamente doloroso: la enfermedad y la muerte por exposición a amianto.
Seguir la pista de tres sentencias dictadas contra el INSS de Álava en tres casos de exposición a amianto muestra cómo los trabajadores luchan, como David contra Goliat, contra a una maquinaria administrativa inhumana. Al final obtienen sentencias favorables acudiendo a los tribunales, pero todos estos procesos judiciales suponen un enorme sufrimiento para los enfermos y sus familias, además de un coste económico. Muchos fallecen antes de obtener el fallo que reconoce que tenían razón. Acudimos a ASVIAMIE, la Asociación de Víctimas del Amianto en Euskadi que ofrece un apoyo muy importante a los trabajadores que, muchos años después de la exposición, se enfrentan a un diagnóstico de mesotelioma por exposición a amianto. Es por ejemplo, el caso de Simón, pero también el de Cosme y el de Rodolfo, que, por desgraciada, ya han fallecido.
Simón padece mesotelioma pleural. Sabe que no le queda mucho tiempo de vida. Recibió el diagnóstico en noviembre de 2018, tiene 68 años, mujer y dos hijos. Se encontraba perfectamente cuando recibió la noticia de su enfermedad. Su exposición a amianto se produjo cuando trabajaba en Aceros de Llodio y en Sidenor, así lo reconoce el informe emitido por OSALAN sobre su caso. Y así lo sospecharon los médicos del Hospital de Galdakano que fueron quienes alertaron a OSALAN, emitiendo la sospecha de enfermedad profesional. Sin embargo, contra todo pronóstico, el INSS de Álava consideró que lo suyo no era una enfermedad profesional y desestimo su petición de cambio de contingencias. Ante esto Simón acudió a ASVIAME, la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi, porque había escuchado una charla de uno de sus portavoces, Jesús Uzkudun, un exdirigente sindical de CCOO que también estuvo expuesto a amianto en el sector de la siderurgia. Uzkudun le puso en contacto con Nuria Busto y Blanca Ruiz de Eguino, las abogadas que llevan su caso. Ellas, junto con ASVIAMIE han acompañado a Simón en todo este doloroso proceso y han conseguido una sentencia favorable al trabajador que llama la atención al INSS de Álava por lo que se considera una actuación contraria a derecho: denegarle a Simón el reconocimiento de enfermedad profesional. Lo mismo ha sucedido con los casos de Cosme y Rodolfo. Desde octubre pasado hasta la fecha, el INSS de Álava ha perdido tres juicios consecutivos frente a trabajadores que padecen mesotelioma por exposición a amianto por haberles negado el reconocimiento de enfermedad profesional.
Cuando Simón nos explica la situación que está viviendo en los juzgados su entereza causa escalofríos e indignación: “Yo tengo la sentencia echada – afirma nada más empezar a hablar- pero hemos de seguir peleando para que se haga justicia con nuestros familiares y con todos los trabajadores. Esto sería un debate que no tendría ni que darse. La Administración, que todos hemos contribuido a sostener con nuestros impuestos, tendría que actuar de oficio. Ante el informe de OSALAN, tendrían que reconocer sin más que lo que padecemos es una enfermedad profesional por exposición a amianto. Pero mira, ellos con decir que tu enfermedad no es profesional ya te condenan a batallar en los tribunales. Y te toca empezar a pelear en un proceso costoso y agotador, cuando sabes que cada día que pasa cuenta”.
Cuesta asumir que la Administración condena a estos trabajadores a pasar sus últimos días de vida litigando por sus derechos. A Nuria Busto, abogada laboralista, no se le quiebra la voz cuando relata el tedioso e injusto proceso por el que han de pasar los trabajadores pero se nota que entiende perfectamente todo el asunto no sólo desde lo técnico sino también desde lo humano. Ella lleva desde 2007 defendiendo a trabajadores que han estado expuestos a Amianto en colaboración con ASVIAMIE. Su padre falleció en 1997 de un mesotelioma pleural. En ese momento Nuria estaba terminando la carrera y el caso de su padre - mecánico de coches en un concesionario de Ford- lo llevó su hermano. Tuvo tan clara la importancia de la prevención que realizó un Doctorado en Riesgos Laborales. La evaluación de riesgos fue el tema de su tesis doctoral. Nuria y Blanca han llevado el caso de Simón, Cosme y Rodolfo. Tres casos en los que los Juzgados nº 2 y nº 4 de Vitoria-Gasteiz ha fallado en contra del INSS y a favor de los trabajadores: “En los tres casos la resolución del INSS desestimando la enfermedad profesional era incomprensible, porque en todos ellos se cuenta con un informe favorable de OSALAN que reconoce que los trabajadores han estado expuestos a amianto. El caso de Simón es especialmente llamativo porque con la resolución del INSS denegando la calificación de enfermedad profesional se adjunta el informe del Equipo de Valoración del INSS y éste es positivo” explica Nuria Busto.
Manipulando amianto todos los días
El relato de Simón sobre su exposición a amianto cuando trabajaba en el mantenimiento de los hornos de Aceros de Llodio, entre 1970 y 1992, es muy ilustrativo: “Yo era instrumentista pirometrista. Y cuando se rompía el detector de temperatura de los hornos y lo cambiábamos lo protegíamos con amianto. Estábamos en contacto todos los días con el amianto. De hecho, lo usábamos con tanta frecuencia que lo teníamos almacenado al lado de nuestro puesto de trabajo. La empresa sabía lo que pasaba, pero nunca nos dijeron nada. No nos dieron ningún equipamiento de protección. Nos dejaron respirar el amianto a nosotros y a nuestras familias” explica Simón. A este trabajador le preocupa su mujer que lavaba en casa sus buzos de trabajo: “mi mujer también está en vigilancia de Osakidetza porque en la primera exploración no lo vieron del todo claro”. “Esta es una enfermedad silenciosa que a veces se manifiesta a los 40 o 50 años de exposición” explica Jesús Uzkudun, activista en ASVIAMIE: “hay muchos afectados a los que se les manifiesta la enfermedad una vez están jubilados”.
La dilación del proceso perjudica a los trabajadores
Cuando el INSS deniega la enfermedad profesional y obliga a los trabajadores a acudir a los tribunales empieza un proceso de dilación que tiene un claro perjudicado: los trabajadores y sus familias. En estos tres casos, la abogada Nuria Busto llama la atención sobre la enorme dilación con la que se emitieron las resoluciones desestimatorias por parte del INSS de Álava: “las resoluciones llegaron tardísimo y precedidas de informaciones confusas que hablaban de que iban a ser positivas. Lo normal en Vizcaya y en Guipúzcoa es que, entre la solicitud del reconocimiento de enfermedad profesional y el dictamen del INSS, pasen unos pocos meses. En el INSS de Álava, en estos tres casos, los intervalos son de muchos meses e incluso de más de un año” concluye Busto. “Tampoco nos encontramos en el INSS de Guipúzcoa ni en el de Vizcaya con que se haga caso omiso a los informes de OSALAN. En general se tienen en cuenta porque OSALAN es la autoridad competente” explica Nuria Busto.
A quién también le llama la atención que se niegue el origen profesional de un mesotelioma, es al patólogo José Miguel Sanz. Sanz trabaja en el Servicio de anatomía patológica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares: “ “En casos de mesotelioma yo he intervenido para revisar diagnósticos unas cuantas veces en las que teníamos la sospecha de que el tumor no estaba bien diagnosticado. Como en el caso de Rodolfo, en el que se pidió una reevaluación de la biopsia obtenida en Septiembre de 2016, se repitió la tinción inmunohistoquímica y se modificó el diagnóstico. Pero generalmente intervengo más en otro tipo de cáncer pues cuando hay mesotelioma está cantado que se trata de una exposición a amianto. Por eso a mí también me sorprende que el INSS, con el informe de OSALAN, niegue el vínculo laboral de esta exposición”.
En la denuncia sobre cómo funciona el INSS de Álava, Nuria Busto y Jesús Uzkudun coinciden con Alfonso Ríos, secretario de Salud Laboral de CCOO-Euskadi: “El funcionamiento del INSS de Álava deja mucho que desear. Estamos continuamente con problemas. Acumula continuos retrasos en determinaciones de contingencias con otras patologías como trastornos musculoesqueléticos. Estos retrasos afectan también a contestaciones del propio INSS en las cuales los plazos son importantes como por ejemplo las contestaciones a las impugnaciones a las altas médicas de las mutuas o a las solicitudes de incapacidad profesional”.
Esta dilación en el reconocimiento de la enfermedad profesional perjudica gravemente a los trabajadores y sus familias: “Hasta que este reconocimiento no se produce - explica Nuria Busto- no podemos reclamar a la empresa daños y perjuicios”. La indemnización que el trabajador o su familia pueden percibir también cambian sustancialmente si el trabajador está vivo o ha fallecido: “Desde 2015 – explica Nuria Busto- se ha aplicado una minoración a las indemnizaciones si el trabajador ha fallecido. Para que te hagas una idea, una indemnización puede pasar de 300.000 euros a 30.000 euros en función de si el trabajador está vivo o muerto. Una vez se diagnostica el mesotelioma el enfermo suele vivir pocos meses más. Es una enfermedad durísima. Cuando se diagnostica es fulminante. Muchos trabajadores fallecen durante el tortuoso camino legal y son sus viudas e hijas quienes continúan con todo el dolor que eso supone”.
Para retrasar más el proceso hay otro elemento clave como explica Nuria Busto: “Cuando el INSS declara enfermedad profesional no notifica a la empresa el proceso y por lo tanto esta no puede alegar. ¿Cuándo se entera la empresa? Cuando el trabajador les demanda pidiendo una indemnización. ¿Qué hace entonces la empresa? Recurrir la declaración de enfermedad profesional y paralizar el procedimiento en el que le estamos reclamando la indemnización. Si el INSS convocara a la empresa en el mismo procedimiento administrativo en el que pide informe a OSALAN o a la autoridad competente en Salud Laboral sobre el caso concreto de ese trabajador, todo sería distinto pues la empresa podría presentar en ese mismo proceso sus alegaciones. Pero no, todo está pensado para que el proceso se alargue y los trabajadores enfermos, a las puertas de un final vital, sufren muchísimo”.
Querella por prevaricación
El negacionismo del INSS de Álava es tan llamativo que ASVIAMIE interpuso en octubre de 2019 una querella penal contra las dos funcionarias que firman las resoluciones, la presidenta y la secretaria del INSS de Álava por prevaricación: “En nuestra opinión el INSS está siendo cómplice de una estrategia orquestada contra los trabajadores enfermos. Y no vamos a consentir esa instrumentalización de las instituciones contra los derechos de los trabajadores” explica Jesús Uzkudun.
El histórico dirigente sindical de CCOO es reconocido en Euskadi como una de las personas que más ha luchado para visibilizar la lacra del amianto y no está dispuesto a dejar pasar esta injusticia: “una de las cuestiones que el Fiscal argumentó para no tramitar la querella por prevaricación que interpuso ASVIAMIE es que el juzgado de lo social todavía no había fallado a favor de la demanda de los trabajadores. Ahora si ha fallado -recuerda Uzkudun-, ha fallado hasta tres veces a favor de los trabajadores, así que esperamos que el INSS cambie de actitud”.
En respuesta a la querella interpuesta por ASVIAMIE, el Fiscal señala que para que exista prevaricación “el contenido sustancial de la resolución ha de ser de tal entidad que no pueda ser explicada con una argumentación técnico-jurídica mínimamente razonable” o ha de ocasionar “un resultado materialmente injusto”. Desde ASVIAMIE entienden que el INSS no puede explicar de forma razonable por qué dicta resoluciones contrarias a lo que estima OSALAN cuando se trata de reconocer los derechos de las víctimas del amianto y sus familias. “Si el INSS de Álava persiste en esta actitud injusta con los trabajadores, tendrá que explicar por qué no tiene en cuenta los fallos de los tribunales”.
Una Inspección de Trabajo que ignora las sentencias
El calvario jurídico que sufren los enfermos y sus familias no acaba cuando se gana el juicio por la indemnización. Como explica Nuria Busto, ella se ha encontrado con casos de enfermos o familiares de enfermos, que han acudido a la Inspección de Trabajo para reclamar un recargo de prestaciones por enfermedad profesional, es decir, que la empresa incremente las cuantías de la prestación por la consideración de enfermedad profesional y la Inspección lo ha negado a pesar de que el trabajador dispone de una sentencia firme que condena a la empresa a indemnizarle por una exposición laboral a amianto: “Es increíble pero es así -explica Nuria- Sabes que al final lo ganaremos, pero ya tienes al enfermo y a su familia, o en el peor de los casos a la familia sola, acudiendo a los tribunales contra la Inspección de Trabajo”.
Como señala Alfonso Ríos, secretario de Salud Laboral de Euskadi: “Es un laberinto administrativo y judicial infernal. Los trabajadores abocados a la muerte por las empresas que no adoptaron las medidas preventivas frente al amianto transitan ahora por la injusticia institucionalizada los últimos días de su vida”.
Fuente: www.porexperiencia.com
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